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I couldn't believe what was happening…

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I started my pastoral work as parish vicar at St. Francis Xavier parish in January 2019, and since then, I have been involved in different ministries. After some months, the General Direction visited the parish and shared their wish to transform our parish to a 'missionary parish,' a church that goes to the unchurch and reaches the poor. Some months later, the pastoral council reexamined the parish's vision and mission, clearly stating the missionary purpose.

Vision

We envision St. Francis Xavier Parish as a Christ-centered community of disciples journeying with the people to become one family of God where communion, faith, and love abide.

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Mission

Sharing the Word of God, nourished by the Holy Eucharist, and guided by the Holy Spirit, we are called to be missionaries in order to reach out the poor, marginalized, and inactive Christians.

I was inspired by the parish priest, Fr. Simone Piccolo, together with the pastoral servants. They have always been concerned to reach the unchurch parishioners, and in a particular way, to the sick and poorest of the poor. However, when the pandemic broke out, many pastoral difficulties came into play. For the first time, the parish doors were closed; most of the activities were canceled, remaining only those that could be done by streaming through the internet. Parishioners didn't receive the holy communion, kid's catechism stopped, youth's programs were canceled, and we weren't more able to visit the sick.

I couldn't believe what was happening. I thought that the pandemic would last only a few months, but it has become a prolonged nightmare. We didn't have a choice but to adapt ourselves to the new normal. Adaptation to this new situation has been complex. Myself, I have a hard time preaching in front of a cellphone in an empty church celebrating live streaming Eucharists. Even though I still long to go back as before, the pandemic forced the parish to develop new evangelization methods. We felt the need to adapt our missionary work to the new situation and explore different ways of keeping in contact with our Parishioners. Of course, physical contact can never be replaced by a virtual connection, but it is a helpful tool to continue our mission.

Little by little, the different church groups restructured the way of doing ministry and became more creative in finding ways to reach the group members. The catechetical ministry developed a new way of teaching by bringing to the kids modules at their homes. The parish youth ministry organized some online events through their Facebook page and became the main support to help the parish to develop the live streaming Eucharist. Indeed, a great effort has been made to prepare more young people on social communication ministry to help the parish stream the daily Eucharist and other pastoral programs.

One of my pleasant experience of the year 2020 is the continuation of Bible sharing through video conferencing. Despite the lockdown, a small BEC (Basic Ecclesial Communities) leaders continued their Bible sharing by using google meet. After some months, the group grew. Indeed, many of the members learned how to use the new communication platforms to keep in contact. Each one in their own home shared their experiences of the lockdown in the light of the Gospel. At the same time, the group became a support to each other during these difficult times.

I also realized during that time the power of the grassroots of the church. BEC leaders were the first to answer the parish's charity projects; by their strong organization and unity, they could distribute goods faster to the poorest of the poor.

As a young missionary and priest, I couldn't express better my experience as Fr. Frank McNulty said it: "Priesthood is a lot better than I thought it was going to be… and a lot tougher." Truly, pastoral work is fulfilling but challenging; however, it became more challenging during this time of crisis. The pandemic brought a lot of pastoral difficulties, mainly, how to keep contact with the parishioners? It is still difficult; however, our effort continues by reaching the parishioners through other means of communication.

Francisco Xavier Beltrán Aceves sx


No podía creer lo que estaba pasando…

Comencé mi trabajo pastoral como vicario en la parroquia de San Francisco Javier en enero de 2019 y, desde entonces, he estado involucrado en diferentes ministerios. Después de algunos meses, la Dirección General visitó la parroquia y compartió su deseo de transformar nuestra parroquia en una 'parroquia misionera', una iglesia que busca a los cristianos que están lejos, y una iglesia comprometida con los pobres. Unos meses más tarde, el consejo pastoral reexaminó la visión y misión de la parroquia, indicando claramente el propósito misionero.

Visión

Visualizamos la Parroquia de San Francisco Javier como una comunidad centrada en Cristo de discípulos que caminan junto con el pueblo para convertirse en una familia de Dios donde permanecen la comunión, la fe y el amor.

Misión

Compartiendo la Palabra de Dios, alimentados por la Sagrada Eucaristía y guiados por el Espíritu Santo, estamos llamados a ser misioneros para llegar a los pobres, marginados y cristianos inactivos.

El párroco, el P. Simone Piccolo, y con los servidores pastorales han sido para mí una constante inspiración. Siempre se han preocupado por llegar a los feligreses inactivos de la iglesia y, de manera particular, a los enfermos y a los mas pobres. Sin embargo, cuando empezó la pandemia, entraron en juego muchas dificultades pastorales. Por primera vez se cerraron las puertas de la parroquia; la mayoría de las actividades fueron canceladas, quedando solo aquellas que se podían realizar on line a través del Internet. Los parroquianos no recibieron la eucaristía sacramental, se detuvo el catecismo infantil, se cancelaron los programas para jóvenes y no pudimos visitar a los enfermos.

No podía creer lo que estaba pasando. Pensé que la pandemia duraría solo unos meses, pero se ha convertido en una pesadilla prolongada. No teníamos más remedio que adaptarnos a la nueva normalidad. La adaptación a esta nueva situación ha sido compleja. He experimentado dificultades para predicar frente a un cámara en una iglesia vacía celebrando Eucaristías on line. Aunque todavía anhelo volver como antes, la pandemia obligó a la parroquia a desarrollar nuevos métodos de evangelización. Sentimos la necesidad de adaptar nuestro trabajo misionero a la nueva situación y explorar diferentes formas para mantenernos en contacto con nuestros feligreses. Por supuesto, el contacto físico nunca puede ser reemplazado por una conexión virtual, pero es una herramienta útil para continuar nuestra misión.

Poco a poco, los diferentes grupos de la iglesia reestructuraron la forma de hacer el ministerio y se volvieron más creativos para encontrar formas de contactar a los miembros de los grupos. El ministerio catequético desarrolló una nueva forma de enseñar llevando módulos a los niños a sus hogares. La pastoral juvenil organizó algunos eventos on line a través de su página de Facebook y se convirtió en el principal apoyo para ayudar a la parroquia a celebrar la Eucaristía on line. De hecho, se ha hecho un gran esfuerzo para preparar a más jóvenes en el ministerio de comunicación social para ayudar a la parroquia a transmitir la Eucaristía diaria y otros programas pastorales.

Una de mis más agradables experiencias del año 2020 es la continuación de los encuentros Bíblicos a través de videoconferencias. A pesar de la cuarentena, un pequeño grupo de líderes de las comunidades continuó compartiendo la Biblia mediante el uso de Google Meet. Después de algunos meses, el grupo creció. De hecho, muchos de los miembros aprendieron a utilizar las nuevas plataformas de comunicación para mantenerse en contacto. Cada uno en su propia casa compartió sus experiencias de la cuarentena a la luz del Evangelio. Al mismo tiempo, el grupo se convirtió en un apoyo mutuo durante estos tiempos difíciles.

También me di cuenta durante ese tiempo del poder de las comunidades eclesiales de base. Los líderes de las comunidades fueron los primeros en responder a los proyectos de caridad de la parroquia; gracias a su fuerte organización y unidad, pudimos distribuir bienes más rápidamente especialmente a los más pobres.

Como joven misionero y sacerdote, no podría expresar mejor mi experiencia pastoral como P. Frank McNulty lo dijo: "El sacerdocio es mucho mejor de lo que pensé que iba a ser ... y mucho más difícil". Verdaderamente, el trabajo pastoral es gratificante pero desafiante; sin embargo, se volvió más difícil durante este tiempo de crisis. La pandemia trajo muchas dificultades pastorales, principalmente, ¿cómo mantener el contacto con los feligreses? Todavía es difícil; sin embargo, nuestro esfuerzo continúa para llegar a los feligreses a través de otros medios de comunicación.

Francisco Xavier Beltrán Aceves sx


Non potevo credere a ciò che stava accadendo

Ho iniziato il mio lavoro pastorale come cappellano della parrocchia di San Francesco Saverio nel gennaio 2019. Da allora sono stato impegnato in diverse forme di ministero. Dopo alcuni mesi, la Direzione Generale ha visitato la parrocchia e condiviso con noi il desiderio di trasformare la nostra comunità in una ‘parrocchia missionaria’, ovvero una chiesa che va verso coloro che stanno fuori della chiesa e verso i poveri. Alcuni mesi dopo, il consiglio pastorale ha rivisto la visione e vocazione della parrocchia, e ne ha riformulato lo scopo rendendolo chiaramente missionario.

Visione

Pensiamo alla parrocchia di San Francesco Saverio come a una comunità Cristocentrica di discepoli in cammino con la gente per divenire una famiglia di Dio in cui risiedano la comunione, la fede e la carità.

Missione

Condividendo la Parola di Dio, nutriti dalla Santa Eucarestia e guidati dallo Spirito Santo, siamo chiamati ad essere missionari per raggiungere i poveri, gli emarginati e i cristiani che non partecipano.

Sono rimasto edificato dal parroco, P. Simone Piccolo, e dagli agenti pastorali. Essi si sono sempre preoccupati di raggiungere sia i parrocchiani che non frequentano la chiesa, sia soprattutto i malati e i più poveri tra i poveri. Però, con lo scoppio della pandemia, si sono presentate molte difficoltà pastorali. Per la prima volta sono state chiuse le porte della parrocchia. La maggior parte delle attività è stata cancellata, e solo quelle che potevano essere portate avanti attraverso le dirette streaming hanno continuato. I parrocchiani non hanno ricevuto la Santa Comunione; il catechismo dei bambini si è interrotto; gli incontri per i giovani sono stati cancellati; e noi non siamo stati più in grado di visitare i malati.

Non potevo credere a ciò che stava accadendo. Pensavo che la pandemia sarebbe durata solo pochi mesi, e invece è diventata un incubo prolungato. L’unica scelta che ci era rimasta era di adattarci a questa nuova normalità. Ma adattarsi a questa nuova situazione è stato complesso. Io stesso ho avuto molta difficoltà a predicare difronte a un telefono cellulare in una chiesa vuota mentre celebravo l’Eucarestia in streaming. Anche se continuo a desiderare di tornare alla situazione precedente, la pandemia ha costretto la parrocchia a sviluppare nuovi metodi di evangelizzazione. Abbiamo sentito il bisogno di adattare il nostro lavoro missionario alla nuova situazione ed esplorare maniere differenti di mantenerci in contatto con i parrocchiani. Ovviamente, il contatto fisico non può mai essere sostituito da una connessione virtuale, ma anche questo è uno strumento utile per continuare la nostra missione.

A poco a poco, i vari gruppi della chiesa hanno ristrutturato la loro maniera di portare avanti il ministero e sono diventati più creativi nel trovare maniere per raggiungere i membri dei gruppi. Il ministero catechistico ha sviluppato maniere nuove di insegnare portando i moduli delle lezioni ai bambini nelle loro case. Il ministero di animazione dei giovani ha organizzato alcuni eventi attraverso le loro pagine Facebook ed è diventato il sostegno maggiore nell’aiutare la parrocchia a sviluppare le dirette streaming per le Eucarestie. Veramente è stato fatto un grande sforzo per preparare molti più giovani al ministero attraverso le comunicazioni sociali e aiutare la parrocchia a trasmettere in streaming l’Eucaristia quotidiana e altri programmi pastorali.

Una mia esperienza piacevole dell’anno 2020 è stata la continuazione della condivisione di meditazioni sulla Bibbia attraverso le conferenze video. Malgrado il confinamento, un piccolo gruppo di animatori delle Comunità di Base ha continuato a riflettere insieme sulla Bibbia usando Google Meet. Dopo qualche mese, quel gruppo è cresciuto. Molti dei membri avevano imparato ad usare le nuove piattaforme di comunicazione per tenersi in contatto. Ognuno di loro ha condiviso da casa la propria esperienza di confinamento alla luce del Vangelo. Questo gruppo è diventato, al medesimo tempo, un sostegno reciproco durante questi tempi difficili.

In quel periodo mi sono reso conto della forza che ha la base della Chiesa. Gli animatori delle Comunità di Base sono stati i primi a dare una risposta ai progetti caritativi della parrocchia. Grazie alla loro forte organizzazione e unità, sono stati in grado di distribuire più velocemente beni di necessità ai più poveri tra i poveri.

Sono un giovane prete e missionario, e non potrei descrivere meglio la mia esperienza se non usando le parole di P. Frank McNulty che ha detto: “Il sacerdozio è molto meglio di quanto avessi mai pensato… e anche molto più arduo.”  È veramente così: il lavoro pastorale è realizzante ma pieno di sfide. Comunque, è diventato maggiormente impegnativo durante questo tempo di crisi. La pandemia ci ha causato un sacco di difficoltà pastorali, tra cui, in particolare, come mantenere vivo il contatto con i parrocchiani. Tutto rimane ancora molto difficile. Ma, noi continuiamo negli sforzi per raggiungere i parrocchiani attraverso altri mezzi di comunicazione.

Francisco Xavier Beltrán Aceves sx

Francisco Xavier Beltrán sx
08 abril 2021
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