La Vida Consagrada está llamada a descubrir en cada religiosa/o las riquezas culturales con sus valores, para poder vivir la acogida y el encuentro en las comunidades interculturales e intergeneracionales. Sin duda, este es un proceso complejo en tiempos de globalización. El artículo aborda el desafío de la interculturalidad a partir de la Encíclica Fratelli Tutti y analiza el paradigma a partir de la elaboración e interacción armónica, origen, entorno cultural y nacionalidad en el carisma confiado. Este camino se desarrolla en un movimiento ‘ad intra” en la convivencia intercultural de la congregación, pero también ‘ad extra’ en el trabajo con la gente, o sea en la misión.
Palabras clave: Interculturalidad, Vida consagrada, Cultura.
