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La dirección espiritual: urgencia y oportunidad

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1. Introducción

Permitidme que empiece por lo más obvio: el religioso, el sacerdote, el misionero en su formación inicial y permanente, necesita ser acompañado. Lo exige nuestra naturaleza humana y lo exige, además, nuestra condición de discípulos y el principio de la encarnación. Parece tan obvio, pero la realidad nos demuestra que no es así, sobre todo cuando vivimos esta realidad desde el descuido y la irresponsabilidad (pasar seis meses, un año o más en formación sin una Dirección Espiritual), la flojera, o la visión jurídica equivocada que nos hace ver esta mediación formativa como una sola obligación o imposición de la estructura formativa.

Somos humanos y, por tanto, limitados, limitados para analizar el mundo en el que vivimos y reconocer nuestra realidad con objetividad, para gestionar nuestra debilidad y trabajar nuestros talentos. Somos humanos y por tanto libres, libres para elegir el bien o el mal, libres para construir con nuestras decisiones lo que seremos mañana. Lo queramos o no, somos escultores de nuestra propia personalidad y, en menor medida, del mundo que nos rodea. Cada gesto, cada palabra, cada actitud puede embellecer o estropear nuestra vida y la de quienes están a nuestro lado. Por tanto, es necesario pensar y discernir bien nuestras decisiones. Esa es nuestra grandeza humana y nuestro mismo límite.

Somos humanos y, por tanto, llamados a superarnos, a buscar un sentido a la existencia y a disfrutar una vida plena. Este deseo, que todo ser humano siente y que nos distingue de los animales, no es un “error de fábrica”, sino un dinamismo natural que Dios ha puesto en nuestro corazón, para que podamos encontrar en Él la realización más generosa de nuestras más hondas aspiraciones. Como afirmó San Agustín: “Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti” (San Agustín, Confessiones, 1,1,1) Este deseo de la persona humana se conecta con la llamada de Jesucristo al discipulado. Frente a tantas puertas anchas y tantos caminos fáciles, él nos invita a seguirle por la puerta estrecha y por la senda exigente del Evangelio. Jesús no sólo nos llama a vivir como, nos llama a vivir con él, a dejarnos acompañar por él.

Dios ha querido hacerse humano, ha querido encarnarse, ha querido utilizar mediaciones humanas, para que podamos sentir su cercanía, su fuerza, su compañía. Por estas y por otras razones, podemos afirmar la necesidad de un maestro, de un guía, que remedie en parte nuestras limitaciones, nos oriente en nuestras búsquedas, nos ayude a discernir y cumplir las llamadas de Dios y, en definitiva, sea sacramento de Cristo, maestro y guía. Necesitamos, en definitiva, ser corregidos y animados. A veces será necesario emplear más la mano izquierda del ánimo y en otros momentos, resulta más oportuna la mano derecha de la corrección.

Esta reflexión que parece bastante obvia, sin embargo, encuentra no pocos obstáculos en la realidad concreta de algunos seminaristas, que se las arreglan para tener director espiritual sin tener dirección espiritual, y de muchos sacerdotes, que en la práctica abandonan la dirección espiritual el día de la ordenación, muchos simplemente porque se dejan llevar por la pereza, algunos porque se sienten más maestros que discípulos, otros porque se han ido convenciendo de que ya no tienen remedio y, por tanto, no tiene sentido poner medios para avanzar.

Además de esto, que me parece obvio, está también la realidad de nuestro mundo y de nuestra congregación que nos debe interpelar. Los retos de la misión exigen hoy verdaderos hombres de Dios, discípulos misioneros y para alcanzar tal “altura”, necesitamos la guía del Espíritu a través de la mediación humana que es el Director Espiritual. Además, como Congregación estamos viviendo un año especial, el año jubilar, que nos pide una renovación en todo sentido pero que tiene su punto de partida en la renovación espiritual, como nos lo vienen diciendo nuestros superiores. (Carta de la DG por el año Jubilar, mensaje del P. Fernando para la cuaresma 2021, etc.)

2. ¿Qué entendemos los xaverianos por Dirección Espiritual?

A partir de los textos normativos xaverianos, sobre todo hago referencia al Reglamento General (RG 59,1), a la Ratio Formationis Xaverianae (RFX 58,c.d; 148-154; 164-165), además que al Vademécum (SF 2,8c; 11), podemos decir que la dirección espiritual es:

  • instrumento para un serio discernimiento vocacional:

“Ya que el camino hacia la plena madurez en Cristo es personal y diferenciado, el coloquio educativo y la dirección espiritual son sus instrumentos indispensables y tienen una importancia especial en vista de un serio discernimiento vocacional” (RG 59.1).

  • Ayuda para un sabio discernimiento vocacional:

El principio de la Gradualidad y de la Progresividad implica “una constante verificación del camino personal de cada uno con relación a los valores y a las metas por alcanzar, con la ayuda de un guía espiritual para un sabio discernimiento vocacional” (RFX 98c).

  • Práctica a la que hay que ser fieles:

En la dimensión espiritual de la formación xaveriana, se requiere una “práctica fiel del coloquio formativo y de la dirección espiritual” (SFO – 50).

  • Servicio que requiere de animadores bien preparados:

“Los animadores deben ser Cohermanos culturalmente bien integrados, maduros y entusiastas de su propia vocación, que estén preparados acerca de: dinámicas de grupo, psicología juvenil y de la vocación; acompañamiento personal, discernimiento y dirección espiritual” (SF1 – 4; y también 10 y 12).

  • Función privilegiada entre los instrumentos formativos de la etapa de la teología:

“Favorece la relación con Dios y ayuda a vivir la dimensión interior y religiosa; se refiere al foro interno; requiere la apertura del corazón y de la conciencia; es una materia en la que hay que garantizar la libertad de elección. Se distingue del coloquio formativo; si se hace con el mismo formador, se asegure a los jóvenes de que los contenidos no serán objeto de diálogo a nivel del equipo formativo; en ocasión de las etapas decisivas, el estudiante referirá al formador la opinión de su director espiritual” (SF6 – 9).

3. Naturaleza y finalidad de la Dirección espiritual

Tomamos una definición que presenta el Cuaderno de formación n,8, que se basa en una definición de Ivan Platovnjak, el cual define la Dirección espiritual como:

  1. Una experiencia de ayuda espiritual cualificada por distintas dimensiones y características;
  2. Inserta en una relación interpersonal;
  3. Que se concretiza en la forma del coloquio espiritual;
  4. Distinta de otras clases de ayuda espiritual
  5. Y necesitada de algunas condiciones para poder realizarse de manera auténtica y con provecho (por ej. el clima, el tiempo, el ritmo, el ámbito, etc.);
  6. Cuya finalidad es la discernir la voluntad de Dios para crecer en Cristo.

Quisiera detenerme en cada inciso para profundizar más y descubrir mejor su naturaleza, su necesidad y su importancia:

  1. La dirección espiritual es una experiencia de ayuda espiritual cualificada por distintas dimensiones y características

La acción del Espíritu, la comunidad de los discípulos que es instruida por el Espíritu de Jesús y la mediación humana por medio de la cual se realiza el descubrimiento de la voluntad de Dios, concretizan las dimensiones fundamentales de la dirección espiritual: la dimensión teologal, la eclesial y la antropológica.

    • Dimensión teologal: En la dirección espiritual, el Espíritu es el primero, y lleva a cabo sea la maduración del director espiritual como la del dirigido, ya que ambos son llamados a una vida de profunda relación con Dios. La dimensión teologal determina también la finalidad última de la dirección espiritual, o sea la ayuda en el desarrollo de la vida hacia la plena madurez en Cristo.
    • Dimensión eclesial: El Espíritu “se hace presente y operante por medio de un conjunto de mediaciones eclesiales” (PI 30).
    • Dimensión antropológica: Lo complejo de la relación tri-lateral hace que la dirección espiritual sea una acción no del todo obvia o previsible. En ella se encuentran sea la acción de Dios como la mediación del hombre para el hombre.

Ademas de estas dimensiones, se habla de tres características: su carácter carismático, institucional y temporal.

  1. … inserta en una relación interpersonal …

La dirección espiritual se inserta en una mediación eclesial que se concretiza en una relación interpersonal cuya estructura no puede ser comparada con otras relaciones que se establecen entre las personas, pero debe ser entendida en el contexto de la fe y vivificada por la dimensión teologal, eclesial y antropológica.

En el Director Espiritual son requeridas ciertas actitudes tales como: acogida y escucha, respeto, humildad y prudencia.

De parte de la persona guiada se requieren ciertas disposiciones en su relación con su director espiritual, tales como: humildad, confianza, sinceridad.

  1. … que se concretiza en la forma del coloquio espiritual …

En VC 66, se pone en evidencia cómo el coloquio sea el instrumento principal de la formación de las personas consagradas. En la dirección espiritual el coloquio o diálogo es vivido como el momento en que la acción pedagógica alcanza la intimidad profunda de la persona guiada, la ayuda a abrirse a la gracia de Dios, a interiorizar su propia formación, a aprender las modalidades del discernimiento espiritual y a madurar bajo el perfil humano y cristiano.

Características del coloquio espiritual: La dirección espiritual es esencialmente diálogo.  Por su propia naturaleza, - recuerda Juan Pablo II – “el diálogo es intercambio, comunicación de uno con otro, pero es sobre todo una búsqueda en común”. (Jornada de la paz 1983, Homilía).

Contenidos del coloquio espiritual:

En general: Los contenidos del coloquio son los “hechos espirituales” del pasado, del presente y del futuro. En el coloquio, la mirada está dirigida hacia el pasado para evaluarlo, hacia el presente para tomar conciencia de él, para “hacer el punto” y para evaluarlo y discernirlo, hacia el futuro con el fin de saberse orientar siempre mejor hacia lo que más le agrada a Dios y para optar por el cumplimiento de Su voluntad con siempre mayor exactitud.

En particular: Concretamente: en el coloquio espiritual, entran todos aquellos “hechos” que se refieren a la vida humana y cristiana de la persona guiada. Los contenidos específicos del coloquio están relacionados con una serie de circunstancias accidentales, como lo son la singularidad individual, la edad, la condición de vida, la salud, las circunstancias existenciales y otros factores accidentales.

    • Conocimiento personal del dirigido; los aspectos de la maduración humana (el nivel de ejercicio de las virtudes cardinales, el nivel de la sinceridad, de la libertad, del conocimiento de sí mismo); el crecimiento espiritual (el nivel de ejercicio de las virtudes teologales, la capacidad de obediencia, caridad y pobreza).
    • Las decisiones acerca de la elección del estado de vida, el tema de la vocación.
    • La relación con Dios, Jesús, María y la Iglesia; la doctrina bíblica, la teología, la eclesiología y la espiritualidad.
    • Las relaciones con los demás, las dificultades en el camino espiritual, las luchas interiores y la conversión; la oración, la Palabra de Dios y los sacramentos.
    • El proyecto de vida espiritual; la fidelidad a los deberes del propio estado para la consecución de la unidad de vida.
    • De cierta manera, también el discernimiento espiritual es uno de los “contenidos” del coloquio espiritual
  1. … distinta de otros tipos de ayuda espiritual …

La dirección espiritual propiamente dicha no deberá confundirse con otros tipos de ayuda espiritual como pueden ser la Guía espiritual de la autoridad, el sacramento de la reconciliación, etc. Sobre el sacramento de la confesión y la dirección espiritual habría mucho que decir, es verdad que son dos momentos distintos, y muy distintos, que a veces se puede pensar que se pueden realizar con la misma persona: “ya que estoy en esto, pues de una vez confiésame…”. Habría que matizar sus aspectos positivos o negativos. Lo veremos en otra ocasión.

  1. … y necesitada de algunas condiciones para poder realizarse auténticamente, …

Los buenos resultados de una relación interpersonal a nivel de dirección espiritual, dependen también de los factores de “clima”, “ritmo”, “tiempo” y “ámbito de conciencia”, elementos que no habrá que descuidar y que son de grande importancia en la estructuración de la relación.

    • Clima: Una dirección espiritual sana deberá facilitar el encuentro personal entre el hombre y Dios. La posibilidad de que éste se realice, será condicionada por un “clima” cualificado por aquellos elementos que permiten el desarrollo de una relación correcta y provechosa: la fe viva y profunda, la caridad de Cristo, la confianza, la sinceridad, la libertad, la intimidad, la cordialidad y el respeto mutuo, el respeto por la primacía de la acción de Dios y por la dignidad de persona guiada, la generosidad y la acogida, la serenidad y la responsabilidad.
    • Ritmo y tiempo: Los documentos piden que los encuentros sean frecuentes y, sobre todo, asiduos y regulares. A los seminaristas se les recomienda que se encuentren con su guía espiritual una o dos veces por mes. La frecuencia de los encuentros depende del progreso en el crecimiento humano y espiritual. Habrá que encontrar el ritmo más adecuado para la persona y su situación concreta. La misma duración del coloquio espiritual no pude ser determinada de manera unívoca.
  1. … cuya finalidad es la discernir la voluntad de Dios para crecer en Cristo.

Podríamos definir dos finalidades, una finalidad próxima o inmediata que consiste en el discernimiento espiritual entendido sea como un proceso y método de comprensión de la voluntad de Dios, sea como desarrollo de la capacidad personal para actuar esta operación; la segunda, a la que se le pude considerar como la finalidad última, hay que identificarla con el crecimiento humano y espiritual hacia “la plena madurez en Cristo” (Ef 4,13).

4. Conclusión

Quisiera concluir solamente haciendo una exhortación a cada uno de ustedes para aprovechar cada día más y mejor este instrumento formativo. Lo que se puede decir en un encuentro como este es muy poco, busquen profundizar aún más. Bibliografía la tenemos tanto en la Biblioteca como en el archivo web de la congregación. En la Ratio Formationis Regionalis de México hay algunos apartados propios para la etapa de la teología, en ellos se presenta la figura del director espiritual (RFRM n. 345), como parte de las mediaciones formativas y de la misma Dirección Espiritual como instrumento de la formación (RFRM n. 350-352). Entre estos números resalto dos afirmaciones: “La DE es un instrumento indispensable sea durante la formación inicial, como en la permanente”. (n. 350) La DE es de vital importancia en ocasión de las etapas decisivas: renovación de votos, profesión perpetua, diaconado, ordenación” (n. 351). Son adjetivos que tienen su peso y su razón de ser. Les exhorto pues a priorizar entre sus actividades formativas el uso de este instrumento. En tu proyecto mensual, no olvides contactar a tu DE, fijar el día y organizarte para cumplirlo, a pesar de la pandemia. Esta última nos condiciona, ciertamente, pero cuando algo es considerado “de vital importancia", se encuentran los medios y las estrategias para alcanzarlo a pesar de la Pandemia.

P. Rubén Antonio Macias Sapién sx.

Bibliografía

  • Jorge Carlos Patrón Wong. La dirección espiritual como acompañamiento integral en la formación inicial y permanente de los sacerdotes (A la luz de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis), Roma, 2 de febrero de 2018
  • Cuaderno de Formación, n.8; Dirección Espiritual en la Formación Xaveriana.
Rubén Antonio Macias Sapién sx
20 Septiembre 2021
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