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Charles de Foucauld: hermano universal

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Charles de Foucauld, será canonizado el 15 de mayo junto a otros nueve beatos, en la primera de las canonizaciones después de la pandemia. En el prefacio del libro de la hermanita Annie de Jesús: Charles de Foucauld sur le pas de Jésus de Nazareth, se afirma que el hermano Charles es más admirado que conocido. En lo personal, me identifico con esa admiración más que con su conocimiento, pues siempre he querido al hermano Charles de Foucauld; pero ha sido ahora, haciendo camino juntos con la Iglesia que vive en Marruecos, que he podido descubrirlo un poco más.

Cuando los javerianos llegábamos a Marruecos, en octubre 2020, se acababa de constituir un equipo interdiocesano para preparar y animar la canonización y las celebraciones en torno a Charles de Foucauld. Este artículo quiere transmitir esta experiencia de trabajo en equipo, esperando que ayude para que cada uno, desde el lugar dónde se encuentre, haga suya la experiencia y redescubra la figura de este hermano universal.

Dicembre 2020 19

No puedo pasar por alto la citación con la que el Papa Francisco termina su encíclica Fratelli Tutti y que firmará precisamente el 3 de octubre de 2020, fecha en que p. Juan Antonio Flores sx  llegaba a Casablanca...

En este espacio de reflexión sobre la fraternidad universal, me sentí motivado especialmente por san Francisco de Asís, y también por otros hermanos que no son católicos: Martin Luther King, Desmond Tutu, el Mahatma Mohandas Gandhi y muchos más. Pero quiero terminar recordando a otra persona de profunda fe, quien, desde su intensa experiencia de Dios, hizo un camino de transformación hasta sentirse hermano de todos.

Se trata del beato Carlos de Foucauld. Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un hermano, y pedía a un amigo: «Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos». Quería ser, en definitiva, «el hermano universal». Pero sólo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros. Amén.”[1]

Un aspecto muy importante sobre el que hemos reflexionado en Marruecos ha sido su espiritualidad. Tiene mucho que ver con la búsqueda de Dios, la encarnación y la vida oculta de Jesús durante sus años vividos en Nazaret, su amor hacia la Eucaristía por el que crece el deseo de imitación, su vivencia de la Fraternidad Universal con una exquisita bondad hacia todos y su continua conversión interior para hacer presente a Jesús a los demás al estilo de María. Ella, en el misterio de la Visitación a su prima Isabel, es portadora de Jesús y, además, en este encuentro acoge la acción del Espíritu Santo que redimensiona la vida y la fe.

Voy ahora a abordar cuatro puntos breves con los que quisiera transmitir mi experiencia.

Retiro itinerante:
“En búsqueda de Dios,
siguiendo los pasos de Charles de Foucauld”

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En el equipo interdiocesano se han organizado diferentes actividades: artículos, vídeos, retiros WhatsApp, elaboración de material, exposiciones etc. Quisiera detenerme en una de estas actividades que ha sido un regalo para mi: un retiro itinerante. Este se inició en el Monasterio de Notre-Dame de l’Atlas (continuación del de Tibhirine en Marruecos) con la visita del memorial de Tibhirine y en dirección hacia las montañas del Alto Atlas marroquí, dónde viven los nómadas. Es bueno saber y recordar que Charles de Foucauld vivió en la Trapa durante siete años: en la de Nuestra Señora de las Nieves en Francia, en la de Akbès en Siria y finalmente, en Staoueli en Argelia. Los monjes de Tibhirine, ahora beatos mártires, se inspiraban en Charles de Foucauld para su presencia en Argelia.

Nuestro grupo era pequeño, pero de gran belleza en su diversidad: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, España, Francia, Gabón, Guinea Conakry y México. La mayoría jóvenes estudiantes que viven en Marruecos, dos madres de familia, una hermanita de Jesús, un laico asistente parroquial y yo. Me quedo con las palabras de Maylise, madre de seis hijos y esposa de un militar: “Nuestro retiro ha tenido el valor no de visitar lugares por los que Charles de Foucauld haya pasado, sino personas que han continuado su espiritualidad: los monjes de Tibhirine, los de Notre Dame de l’Atlas, el padre Peryguère, Cécile y Marie (franciscanas misioneras de María) que han vivido en la tienda de los nómadas, Sharif, nuestro guía musulmán, que ha conservado la capilla de las hermanas intacta y que nos la ofrece para orar, y desde luego los nómadas que nos han acogido en su tienda en las montañas del Alto Atlas”.

Hemos vivido varias cosas que podemos subrayar: la diversidad de orígenes en el deseo de caminar juntos y hacer todo para compartir entre nosotros en fraternidad; el hecho de caminar y orar a la vez, signo de nuestro caminar en la vida y el deseo del encuentro con el Otro y con los otros; la hospitalidad de los nómadas y musulmanes, la misma que Charles de Foucauld ha vivido y de la cual ha aprendido mucho del misterio de Jesús en Nazaret y de la acción de Dios en los pueblos que nos acogen.

En la Eucaristía que hemos celebrado en la montaña, Sharif, nuestro amigo y guía musulmán, nos ha pedido participar durante la reflexión compartida, él nos decía: “Esto es lo que nos pide la religión de cada uno, pensar en el pobre, vosotros habéis decidido dejar el momento del café, de los amigos para venir a visitar a los nómadas y pobres, para conocerlos, esto es lo que Dios quiere, eso es la fraternidad”. Y un joven marfileño se exclamaba después: “Jamás pensé que un musulmán estaría en la Misa y que además pudiese participar en nuestra reflexión, ahora vuelvo a Rabat y en el tranvía ya no seré indiferente a los musulmanes, como hasta ahora, sé que ellos tienen una riqueza que darnos y nosotros debemos estar abiertos”.

Es evidente que me vino al espíritu la experiencia de Charles de Foucauld cuando hacía su exploración de Marruecos y que describía años más tarde a su amigo Henry de Castries: “El islam ha producido en mí una profunda conmoción. La vista de esta fe, de estas almas viviendo en la presencia continua de Dios, me hizo vislumbrar algo de más grande y de más verdadero que las ocupaciones mundanas. Empecé a estudiar el islam, luego la Biblia”.

La presencia javeriana en Marruecos y Charles de Foucauld

Capilla Charles de Foucauld 07 at 12.51.17 PM

La hermana Elli Miriam, provincial de las Hermanitas de Jesús en Marruecos y Argelia estaba impresionada al saber de nosotros, los javerianos: tres sacerdotes que vivimos en una ciudad en dónde somos los únicos cristianos. Con ocasión de la preparación para la canonización, ha estado en nuestra comunidad y se ha sorprendido del amor y alegría que tenemos de vivir aquí y la convicción con la que vivimos nuestra fe y nuestra presencia en medio de los demás hermanos y hermanas musulmanes. Ver celebrar aquí, los tres, todos los días la Eucaristía que nos une al pueblo al que hemos sido enviados es la espiritualidad de Foucauld. Tal fue su impresión, que ha sugerido a Claude Rault, obispo emérito del Sahara argelino, donde se encuentra Tamanrasset, que venga para conocernos y charlar con nosotros. Claude Rault nos visitó, por cierto, y de inmediato se ha tejido una comunión convertida en lazo de amistad. Quiso, además, acompañarnos a una oración con los sufíes de la cofradía Alawiya, y nos ha hablado del Ribat-El-Salam, del que es fundador junto a Cristian de Chergé.

¿Cómo vivimos nosotros, los javerianos, el espíritu de Charles de Foucauld?

Acabamos de llegar a Marruecos para una nueva fundación en la diócesis de Tánger, para abrir una comunidad donde los principales destinatarios son nuestros hermanos y hermanas marroquíes. Nuestra familia misionera tiene como lema “Hacer del mundo una familia” de hermanos. En cierto modo nos sentimos en el mismo camino del hermano universal en medio de los musulmanes tal y como está expresado en el número 9 de nuestras Constituciones “Por nuestro carisma específico, somos enviados a poblaciones y grupos humanos no cristianos, ajenos a nuestro entorno, cultura e Iglesia de origen. Fieles a las preferencias de Cristo, nos dirigimos, en particular, entre los no cristianos, a los destinatarios privilegiados del Reino: los pobres, los débiles, los marginados de la sociedad, las víctimas de la opresión y la injusticia.”

La espiritualidad de la Visitación

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El documento Servidores de Esperanza de la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA) del 1 de diciembre 2014 (memoria litúrgica de Charles de Foucauld), nos describe de manera bella la Misión como una visitación: “Nos gusta leer en el relato de la visitación (Lc 1, 39-56) el paradigma de la misión. Lejos de toda conquista, la misión es una Visitación. Como María, que lleva a Aquél que nos lleva a nosotros, salimos a visitar a nuestros hermanos y hermanas para ayudarles, y cada encuentro es como una efusión del Espíritu Santo, un Pentecostés. Como en el relato de la Visitación, el Espíritu es el artífice del encuentro, posibilitando la acción de gracias por los frutos recibidos, frutos que son siempre sorprendentes. ... María porta la Gran Esperanza. El Espíritu empuja a María y a la Iglesia para que se den prisa. Con su trabajo en el interior de los corazones dispone a la acogida y abre a la fecundidad del Cielo. La historia de nuestras Iglesias es la historia de estos encuentros de humanidad. La gracia “de ir hacia” nos hace experimentar una alegría parecida a la que brotó durante el encuentro entre Isabel y María. Los tesoros que una y otra llevan en su seno se estremecieron dentro de ellas mismas… Nuestras Iglesias, tras las huellas de María, viven el apostolado del encuentro. Conducidos por el Espíritu, en nosotros brota la alegría cuando nuestros corazones se abren al misterio del otro. Isabel ha “liberado” el Magníficat de María.” En resumen, como me decía Jean-Pierre Flachaire, prior del Monasterio de Notre-Dame de l’Atlasnuestro trabajo es convertirnos cada día más a Cristo, para poder llevarlo a los demás, y que nosotros seamos mejores cristianos y ellos sean mejores musulmanes”.

Conclusión…

Cuando Charles de Foucauld llegaba a Tánger el 20 de junio de 1883, él no tenía fe, venía disfrazado de judío, tenía una gran inquietud en su corazón, y no se daba cuenta de que Dios lo llevaba de la mano. Su encuentro con el mundo musulmán le ha impresionado profundamente. Recibirá el premio de la Société de Géographie de Paris debido a su libro “Reconaissance du Maroc”. Su corazón se había prendado de Dios y entraba en las iglesias con una extraña oración “Dios mío, si existes, haz que yo te conozca”. Y más tarde dirá con gran convicción “Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir para él. Mi vocación religiosa data de la misma hora de mi fe. ¡Dios es tan grande! Hay tanta diferencia entre Dios y todo aquello que no lo es”.

El itinerario de Charles de F. marca a muchos jóvenes que hoy salen de sus zonas de confort al encuentro de experiencias como voluntarios. Curiosamente, muchos de estos jóvenes, en el encuentro con la fe sencilla de pueblos lejanos, vuelven a vivir la experiencia de Foucauld. Recuerdo a un joven español que, después de encontrarse con los indígenas de la Huasteca en nuestra parroquia de Sta. Cruz en México, exclamaba: “es que ellos viven a Dios. Aquí todo te habla de Dios, la naturaleza, la gente, las celebraciones de fe”.

Quisiera referirme al libro de Christian Salenson “Témoins de l’avenir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé”. En sus conclusiones, nos invita a redescubrir el tiempo de la misión en el que vivimos, a una conversión del discurso de la conversión, a darnos cuenta de que existe un nuevo paradigma de la misión en el que se vive una hospitalidad fecunda, la fraternidad universal, el diálogo de salvación, la oración unida a la misión y la Eucaristía como sacramento de la misión de Dios y en diálogo con el islam. “Charles de Foucauld fue particularmente un innovador. La celebración y la presencia eucarística no fueron únicamente elementos importantes de su espiritualidad. La celebración y la adoración eucarística eran su misión en medio de los Tuaregs… (Sin la Eucaristía) no era la misa que le faltaba, sino la misión misma no tenía sentido y razón de ser: conservar el signo de la presencia eucarística[2].

Elli Miriam nos decía que los momentos de comida con los musulmanes son una celebración eucarística. Así lo hemos vivido este pasado mes de abril, en la Pascua Misionera del Encuentro, con unos jóvenes españoles y nuestros hermanos de la cofradía Alawiya de Tetuán, viviendo el Iftar (ruptura del ayuno), momento en que ellos terminan el ayuno cotidiano del Ramadán. Hemos experimentado comunión y oración, presencia divina, presencia humana y una gran alegría que da paz.

Charles de Foucauld: siguiendo tus pasos aprendemos a vivir la misión en nuestro siglo XXI. Que el Espíritu Santo nos abra a su acción; que, como decía Jean-Pierre Schumacher, “nuestra tarea sea la de percibir la acción de Dios en nuestros hermanos musulmanes” y en todos los demás hermanos y hermanas que no comparten nuestra fe y que son ocasión para descubrirnos en camino hacia Dios.

Rolando Ruiz Durán sx

 

[1] Fratelli Tutti, 286-287.

[2] Christian Salenson, Témoins de l’A-venir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé. Publications Chemins du Dialogue, Marseille, 2021, pp.296.


Charles de Foucauld: fratello universale

Charles de Foucauld sarà canonizzato il 15 maggio, nella prima delle canonizzazioni post-pandemia, insieme ad altri nove beati. Nella prefazione al libro di Suor Annie di Gesù: Charles de Foucauld sur le pas de Jésus de Nazareth, si afferma che Fratel Charles è più ammirato che conosciuto. Personalmente, mi identifico con questa ammirazione più che con la sua conoscenza, perché ho sempre amato fratel Charles de Foucauld, ma solo ora, nel nostro cammino insieme alla Chiesa che vive in Marocco, ho potuto scoprirlo e conoscerlo un po' di più.

Quando i Saveriani arrivarono in Marocco nell'ottobre 2020, era appena stata creata un'équipe interdiocesana per preparare e animare le celebrazioni per la canonizzazione di Charles de Foucauld. Questo articolo vuole trasmettere questa esperienza di lavoro di gruppo, nella speranza che aiuti tutti, ovunque si trovino, a riscoprire la figura di questo fratello universale.

Dicembre 2020 19

Non posso ignorare la citazione con cui Papa Francesco conclude la sua enciclica Fratelli Tutti (che firmerà proprio il 3 ottobre 2020, data dell'arrivo a Casablanca di padre Juan Antonio Flores, sx):  

«In questo spazio di riflessione sulla fraternità universale, mi sono sentito motivato specialmente da San Francesco d’Assisi, e anche da altri fratelli che non sono cattolici: Martin Luther King, Desmond Tutu, il Mahatma Gandhi e molti altri. Ma voglio concludere ricordando un’altra persona di profonda fede, la quale, a partire dalla sua intensa esperienza di Dio, ha compiuto un cammino di trasformazione fino a sentirsi fratello di tutti.

Mi riferisco al Beato Charles de Foucauld. Egli andò orientando il suo ideale di una dedizione totale a Dio verso un’identificazione con gli ultimi, abbandonati nel profondo del deserto africano. In quel contesto esprimeva la sua aspirazione a sentire qualunque essere umano come un fratello, e chiedeva a un amico: «Pregate Iddio affinché io sia davvero il fratello di tutte le anime di questo paese». Voleva essere, in definitiva, «il fratello universale». Ma solo identificandosi con gli ultimi arrivò ad essere fratello di tutti. Che Dio ispiri questo ideale in ognuno di noi»[1].

Un aspetto molto importante su cui abbiamo riflettuto in Marocco è la sua spiritualità. Ha molto a che fare con la ricerca di Dio, l'incarnazione e la vita nascosta di Gesù negli anni di Nazareth, l’amore per l'Eucaristia che fa crescere il desiderio di imitazione, il vivere la Fraternità Universale con squisita gentilezza verso tutti e la sua continua conversione interiore per rendere Gesù presente agli altri, nello stile di Maria. Nel mistero della Visitazione alla cugina Elisabetta, Maria è portatrice di Gesù e, inoltre, in questo incontro accoglie l'azione dello Spirito Santo che dà una nuova dimensione alla vita e alla fede.

Dopo questa introduzione, presento quattro brevi punti con i quali vorrei trasmettere la mia esperienza.

Ritiro itinerante:
"Alla ricerca di Dio,
sulle orme di Charles de Foucauld"

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Nell'équipe interdiocesana sono state organizzate diverse attività: articoli, video, ritiri WhatsApp, elaborazione di materiale, mostre, ecc. Vorrei soffermarmi su una di queste attività che è stata un dono per me: il ritiro itinerante. Il viaggio è iniziato al Monastero di Notre-Dame de l'Atlas (continuazione del Monastero di Tibhirine in Marocco), con una visita al memoriale di Tibhirine e poi verso le montagne dell'Alto Atlante marocchino, dove vivono i nomadi. È bene sapere e ricordare che Charles de Foucauld ha vissuto nella Trappa per sette anni: a Notre Dame des Neiges in Francia, ad Akbès in Siria e infine a Staoueli in Algeria. I monaci di Tibhirine, ora beati martiri, si ispirarono a Charles de Foucauld per la loro presenza in Algeria.

Il nostro gruppo era piccolo, ma bello nella sua diversità: Benin, Burkina Faso, Costa d'Avorio, Spagna, Francia, Gabon, Guinea Conakry e Messico. Per lo più giovani studenti che vivono in Marocco, due mamme, una piccola sorella di Gesù, un assistente parrocchiale laico e io. Maylise, madre di sei figli e moglie di un militare, ha dichiarato: "Il nostro ritiro ha avuto il coraggio non tanto di visitare i luoghi in cui è passato Charles de Foucauld, ma le persone che hanno continuato la sua spiritualità: i monaci di Tibhirine, i monaci di Notre Dame de l'Atlas, padre Peryguère, Cécile e Marie (missionarie francescane di Maria) che hanno vissuto nella tenda dei nomadi, Sharif, la nostra guida musulmana, che ha mantenuto intatta la cappella delle suore e ce l'ha offerta per la preghiera, e naturalmente i nomadi che ci hanno accolto nella loro tenda sulle montagne dell'Alto Atlante.

Abbiamo sperimentato diverse cose che possiamo sottolineare: la diversità delle origini nel desiderio di camminare insieme e di fare di tutto per condividere con gli altri in fraternità; il fatto di camminare e pregare allo stesso tempo, segno del nostro cammino nella vita e del desiderio di incontrare l'Altro e gli altri; l'ospitalità dei nomadi e dei musulmani, che Charles de Foucauld ha sperimentato e da cui ha imparato molto sul mistero di Gesù a Nazareth e sull'azione di Dio nelle persone che ci accolgono.

Durante l'Eucaristia che abbiamo celebrato sulla montagna, Sharif, il nostro amico e guida musulmano, ci ha chiesto di partecipare alla riflessione condivisa, e ci ha detto: "Questo è ciò che la religione di ognuno di noi chiede, pensare ai poveri. Avete deciso di lasciare il tempo del caffè e degli amici per venire a visitare i nomadi e i poveri, per incontrarli, questo è ciò che Dio vuole, questa è la fraternità". E un giovane ivoriano ha esclamato in seguito: "Non avrei mai pensato che un musulmano potesse essere a Messa e che potesse anche partecipare alla nostra riflessione, ora torno a Rabat e sul tram non sarò più indifferente ai musulmani, come lo sono stato finora, so che hanno una ricchezza da darci e dobbiamo essere aperti a loro".

È chiaro che tutto questo mi ha ricordato l'esperienza di Charles de Foucauld durante la sua esplorazione del Marocco, che anni dopo descrisse all'amico Henry de Castries: "L'Islam ha prodotto in me una profonda emozione. La vista di questa fede, di queste anime che vivono alla continua presenza di Dio, mi ha fatto intravedere qualcosa di più grande e più vero delle occupazioni mondane. Ho cominciato a studiare l'Islam, poi la Bibbia".

La presenza saveriana in Marocco e Charles de Foucauld

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Suor Elli Miriam, provinciale delle Piccole Sorelle di Gesù in Marocco e Algeria, è rimasta colpita dalla conoscenza di noi Saveriani: tre sacerdoti che viviamo in una città, dove siamo gli unici cristiani. In occasione della preparazione alla canonizzazione, è stata nella nostra comunità ed è rimasta sorpresa dall'amore e dalla gioia con cui viviamo qui e dalla convinzione con cui viviamo la nostra fede e la nostra presenza in mezzo ai fratelli e sorelle musulmani. Vedere noi tre che ogni giorno, qui, celebriamo l'Eucaristia che ci unisce alle persone a cui siamo stati inviati è vedere la spiritualità di Foucauld. È rimasta così colpita da suggerire a mons. Claude Rault, vescovo emerito del Sahara algerino, dove si trova Tamanrasset, di venire a incontrarci e a chiacchierare con noi.  Tra l'altro, quando Claude Rault è venuto a trovarci, abbiamo subito stretto una comunione che è diventata amicizia. Inoltre, ci ha accompagnato a una preghiera con i sufi della confraternita Alawiya e ci ha parlato di Ribat-El-Salam, di cui è fondatore insieme a Cristian de Chergé.

Come viviamo noi saveriani lo spirito di Charles de Foucauld?

Siamo appena arrivati in Marocco per una nuova fondazione nella diocesi di Tangeri, per aprire una comunità in cui i principali beneficiari sono i nostri fratelli e sorelle marocchini. La nostra Famiglia missionaria ha come motto ‘Fare del mondo una famiglia’ di fratelli e sorelle. In un certo senso, ci sentiamo sulla stessa strada del fratello universale Charles, in mezzo ai musulmani, come espresso nel numero 9 delle nostre Costituzioni: «Per il nostro carisma specifico siamo inviati a popolazioni e gruppi umani non cristiani, fuori del nostro ambiente, cultura e Chiesa d’origine. Fedeli alle preferenze di Cristo, ci rivolgiamo in particolare, tra i non cristiani, ai destinatari privilegiati del Regno: i poveri, i deboli, gli emarginati dalla società, le vittime dell’oppressione e dell’ingiustizia».

La spiritualità della Visitazione

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Il documento Servi della Speranza della Conferenza Episcopale Regionale del Nord Africa (CERNA), del 1° dicembre 2014 (memoria liturgica di Charles de Foucauld), descrive la Missione in modo bellissimo, come Visitazione: «Ci piace leggere nel racconto della Visitazione (Lc 1, 39-56) il paradigma della missione. Lungi da qualsiasi conquista, la missione è una visita. Come Maria, che porta in grembo Colui che ci porta, andiamo a visitare i nostri fratelli e sorelle per aiutarli, e ogni incontro è come un'effusione dello Spirito Santo, una Pentecoste. Come nel racconto della Visitazione, lo Spirito è l'artefice dell'incontro, rendendo possibile il ringraziamento per i frutti ricevuti, frutti sempre sorprendenti … Maria porta con sé la Grande Speranza. Lo Spirito esorta Maria e la Chiesa ad affrettarsi. Attraverso il suo lavoro all'interno dei cuori, lo Spirito li prepara all'accoglienza e li apre alla fecondità del Cielo. La storia delle nostre Chiese è la storia di questi incontri di umanità. La grazia di ‘andare verso’ ci fa sperimentare una gioia simile a quella che è nata durante l'incontro tra Elisabetta e Maria. I tesori che entrambe portano in grembo hanno sussultato in loro ... Le nostre Chiese, sulle orme di Maria, vivono l'apostolato dell'incontro. Guidati dallo Spirito, siamo pieni di gioia quando il nostro cuore si apre al mistero dell'altro. Elisabetta ha ‘liberato’ il Magnificat di Maria».

In breve, come mi ha detto Jean-Pierre Flachaire, priore del Monastero di Notre-Dame de l'Atlas, "il nostro lavoro consiste nel convertirci ogni giorno di più a Cristo, per poterlo portare agli altri, in modo che noi possiamo essere cristiani migliori e loro musulmani migliori".

Conclusione...

Quando Charles de Foucauld arrivò a Tangeri il 20 giugno 1883, non credeva. Era venuto travestito da ebreo, aveva una grande inquietudine nel cuore e non si rendeva conto che Dio lo stava prendendo per mano. L'incontro con il mondo musulmano lo ha profondamente colpito. Ha ricevuto il premio dalla Société de Géographie de Paris per il suo libro "Reconaissance du Maroc". Il suo cuore si era innamorato di Dio ed entrava nelle chiese con una strana preghiera: "Mio Dio, se esisti, fa' che io ti conosca". E più tardi dirà con grande convinzione: "Appena ho creduto che c'era un Dio, ho capito che non potevo fare altro che vivere per lui. La mia vocazione religiosa risale all'ora stessa della mia fede. Dio è così grande! C'è una tale differenza tra Dio e tutto ciò che non lo è".

Il percorso di Charles de Foucauld è emblematico per molti giovani di oggi che cercano di uscire dalla loro comfort zone per trovare esperienze di volontariato. Curiosamente, molti di questi giovani, nell'incontro con la fede semplice di popoli ‘lontani’, rivivono l'esperienza di Foucauld. Ricordo un giovane spagnolo che, dopo aver incontrato gli indigeni della Huasteca nella nostra parrocchia di Santa Cruz in Messico, esclamò: "in loro vive Dio. Qui tutto ti parla di Dio, la natura, le persone, le celebrazioni della fede".

Vorrei fare riferimento al libro di Christian Salenson: "Témoins de l'avenir Charles de Foucauld, Louis Massigon, Christian de Chergé". Nelle sue conclusioni, l’autore ci invita a riscoprire il tempo della missione in cui viviamo, a convertire il discorso della conversione, a renderci conto che esiste un nuovo paradigma di missione in cui si vive l'ospitalità feconda, la fraternità universale, il dialogo della salvezza, la preghiera legata alla missione e l'Eucaristia come sacramento della missione di Dio e in dialogo con l'Islam. «Charles de Foucauld era particolarmente innovativo. La celebrazione e la presenza eucaristica non erano solo elementi importanti della sua spiritualità. La celebrazione eucaristica e l'adorazione erano la sua missione in mezzo ai Tuareg... (Senza l'Eucaristia) non era la Messa che gli mancava, ma la missione stessa non aveva senso e ragion d'essere: conservare il segno della presenza eucaristica»[2].

Elli Miriam ci ha detto che il pasto con i musulmani è una celebrazione eucaristica. È quanto abbiamo vissuto lo scorso aprile, durante la Pasqua missionaria dell'Incontro, con alcuni giovani spagnoli e i nostri fratelli della confraternita Alawiya di Tetouan, vivendo l'Iftar (rottura del digiuno), il momento in cui si conclude il digiuno quotidiano del Ramadan. Abbiamo sperimentato la comunione e la preghiera, la presenza divina, la presenza umana e una grande gioia che dà pace.

Charles de Foucauld: sulle tue orme impariamo a vivere la missione nel nostro XXI secolo. Che lo Spirito Santo ci apra alla sua azione; che, come diceva Jean-Pierre Schumacher, "il nostro compito sia quello di percepire l'azione di Dio nei nostri fratelli e sorelle musulmani" e in tutti gli altri fratelli e sorelle che non condividono la nostra fede e che sono un'occasione per scoprirci sulla via di Dio.

Rolando Ruiz Durán sx

 

[1] Fratelli Tutti, 286-287.

[2] Christian Salenson, Témoins de l’A-venir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé. Publications Chemins du Dialogue, Marseille, 2021, pp.296.


Charles de Foucauld : frère universel

Charles de Foucauld sera canonisé le 15 mai avec neuf autres bienheureux ; c’est la première des canonisations après la pandémie. Dans la préface du livre de la petite sœur Annie de Jésus : Charles de Foucauld sur le pas de Jésus de Nazareth, il est dit que le frère Charles est plus admiré que connu. Personnellement, je m’identifie à cette admiration plutôt qu’à sa connaissance, parce que j’ai toujours aimé le frère Charles de Foucauld, mais c’est maintenant, en faisant mon chemin ensemble dans l’Église qui vit au Maroc, que je l’ai pu découvrir un peu plus.

Lorsque nous, les Xavériens, sommes arrivés au Maroc en octobre 2020, une équipe interdiocésaine venait d’être formée pour préparer et animer la canonisation et les célébrations autour de Charles de Foucauld. Cet article veut transmettre cette expérience du travail d’équipe, en espérant qu’elle aidera à ce que chacun, de l’endroit où il se trouve, se l’approprie et redécouvre la figure de ce frère universel.

Dicembre 2020 19

Je ne peux pas ignorer la citation par laquelle le pape François termine son encyclique Fratelli Tutti et qu’il signera précisément le 3 octobre 2020, date à laquelle le P. Juan Antonio Flores sx. est arrivé à Casablanca. 

« Dans ce cadre de réflexion sur la fraternité universelle, je me suis particulièrement senti stimulé par saint François d’Assise, et également par d’autres frères qui ne sont pas catholiques : Martin Luther King, Desmond Tutu, Mahatma Mohandas Gandhi et beaucoup d’autres encore. Mais je voudrais terminer en rappelant une autre personne à la foi profonde qui, grâce à son expérience intense de Dieu, a fait un cheminement de transformation jusqu’à se sentir le frère de tous les hommes et femmes. Il s’agit du bienheureux Charles de Foucauld.

 Il a orienté le désir du don total de sa personne à Dieu vers l’identification avec les derniers, les abandonnés, au fond du désert africain. Il exprimait dans ce contexte son aspiration de sentir tout être humain comme un frère ou une sœur, et il demandait à un ami : « Priez Dieu pour que je sois vraiment le frère de toutes les âmes ». Il voulait en définitive être « le frère universel ». Mais c’est seulement en s’identifiant avec les derniers qu’il est parvenu à devenir le frère de tous. Que Dieu inspire ce rêve à chacun d’entre nous. Amen ! »[1].

Un aspect très important sur lequel nous avons réfléchi au Maroc a été sa spiritualité. Cela a beaucoup à voir avec la recherche de Dieu, l’incarnation et la vie cachée de Jésus pendant ses années vécues à Nazareth, son amour pour l’Eucharistie à travers laquelle grandit le désir d’imitation, son expérience de fraternité universelle avec une bonté exquise envers tous et sa conversion intérieure continuelle pour rendre Jésus présent aux autres dans le style de Marie. Elle, dans le mystère de la Visitation à sa cousine Élisabeth, est porteuse de Jésus et, en outre, dans cette rencontre, elle accueille l’action de l’Esprit Saint qui redimensionne la vie et la foi.

Je vais maintenant aborder quatre brefs points par lesquels je voudrais transmettre mon expérience.

Retraite itinérante :
« À la recherche de Dieu
sur les traces de Charles de Foucauld »

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Dans l’équipe interdiocésaine, différentes activités ont été organisées : articles, vidéos, retraites WhatsApp, préparation du matériel, expositions, etc. J’aimerais m’attarder sur l’une de ces activités qui a été pour moi un cadeau : une retraite itinérante. Este a commencé au monastère de Notre-Dame de l’Atlas (continuation de tibhirine au Maroc) avec la visite du mémorial de Tibhirine et en direction des montagnes marocaines du   Haut Atlas, où vivent les nomades. Il est bon de savoir et de rappeler que Charles de Foucauld a vécu à la Trapa pendant sept ans : dans   celle de Notre-Dame des Neiges en France, dans celle d’Akbès en Syrie et enfin, à Staoueli en Algérie. Les moines de Tibhirine, aujourd’hui bienheureux martyrs, se sont inspirés de Charles de Foucauld pour leur présence en Algérie.

Notre groupe était petit, mais d’une grande beauté dans sa diversité : Bénin, Burkina Faso, Côte d’Ivoire, Espagne, France, Gabon, Guinée Conakry et Mexique. Principalement des jeunes étudiants vivant au Maroc, deux mères, une petite sœur de Jésus, une assistante paroissiale laïque et moi. Je suis d’accord avec les paroles de Maylise, mère de six enfants et épouse d’un soldat : « Notre retraite a eu la valeur  non  pas  pour  n’avoir pas  visité les lieux où est passé Charles de Foucauld, mais plutôt pour les gens qui ont continué sa spiritualité : les moines de Tibhirine, ceux de Notre-Dame de l’Atlas, le père Peryguère, Cécile et Marie (missionnaires franciscaines de Marie) qui ont vécu dans la tente des nomades, Sharif, notre guide musulman, qui a gardé intacte la chapelle des sœurs et qui nous l’offre pour prier, et bien sûr les nomades qui nous ont accueillis dans leur tente dans les montagnes du Haut Atlas ».

Nous avons vécu plusieurs choses que nous pouvons souligner : la diversité des origines dans le désir de marcher ensemble et de tout faire pour partager les uns avec les autres dans la fraternité ; le fait de marcher et de prier en même temps, signe de notre marche dans la vie et du désir de rencontrer l’Autre et les autres ; l’hospitalité des nomades et des musulmans , celle que Charles de Foucauld a vécue et  qu’il a beaucoup appris du mystère de Jésus à Nazareth et de l’action de Dieu dans les peuples qui nous accueillent.

Dans l’Eucharistie que nous avons célébrée dans les montagnes, Sharif, notre ami et guide musulman, nous a demandé de participer à la réflexion partagée ; il nous a dit : « C’est ce que la religion de chacun nous demande, penser aux pauvres ; vous avez décidé de quitter l’instant du café, des amis pour venir rendre visite aux nomades et aux pauvres, les connaître, c’est ce que Dieu veut, c’est la fraternité ». Et un jeune Ivoirien s’est exclamé par la suite : « Jamais je pensais qu’un musulman serait à la messe et qu’il pourrait aussi participer à notre réflexion, maintenant je retourne à Rabat et dans le tramway je ne serai plus indifférent aux musulmans, car jusqu’à présent, je sais qu’ils ont une richesse à nous donner et nous devons être ouverts. »

Il est évident que m’est venue à l’esprit l’expérience de Charles de Foucauld lorsqu’il explorait le Maroc et qu’il a décrite des années plus tard à son ami Henry de Castries : « L’islam a produit en moi un choc profond. La vue de cette foi, de ces âmes vivant dans la présence continuelle de Dieu, m’a fait entrevoir quelque chose de plus grand et de plus vrai que les occupations du monde. J’ai commencé à étudier l’islam, puis la Bible. »

La présence xavérienne au Maroc et Charles de Foucauld

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La Sœur Elli Miriam, provinciale des Petites Sœurs de Jésus au Maroc et en Algérie, a été impressionnée d’entendre de nous, les Xavériens : trois prêtres qui vivent dans une ville où nous sommes les seuls chrétiens. À l’occasion de la préparation de la canonisation, elle a été dans notre communauté et a été étonnée de l’amour et de la joie que nous avons de vivre ici et de la conviction avec laquelle nous vivons notre foi et notre présence au milieu des autres frères et sœurs musulmans. Ici, nous les trois célèbrent chaque jour l’Eucharistie qui nous unit au peuple auquel nous avons été envoyés ; c’est ça la spiritualité de Foucauld. Telle fut son impression à tel point qu’elle suggéra à Claude Rault, évêque émérite du Sahara algérien, où se trouve Tamanrasset, de venir faire connaissance de nous et discuter avec nous. Claude Rault nous a certainement rendu visite et immédiatement une communion s’est tissée dans un lien d’amitié.  Il voulait aussi nous accompagner à une prière avec les soufis de la confrérie Alawiya, et il nous a parlé de Ribat-El-Salam, dont il est le fondateur avec Christian de Chergé.

Comment vivons-nous, les Xavériens, l’esprit de Charles de Foucauld ?

Nous venons d’arriver au Maroc pour une nouvelle fondation dans le diocèse de Tanger, pour ouvrir une communauté dont les principaux bénéficiaires sont nos frères et sœurs marocains. La devise de notre famille missionnaire est « Faire du monde une seule famille des frères ». D’une certaine manière, nous nous sentons sur le même chemin du frère universel au milieu des musulmans comme il est stipulé dans le numéro 9 de nos Constitutions « Du fait de notre charisme spécifique, nous sommes envoyés aux populations et aux groupes humains non-chrétiens, en dehors de notre milieu, culture et Église d’origine. Fidèles aux préférences du Christ, nous nous adressons, en particulier, parmi les non-chrétiens, aux destinataires privilégiés du Règne : les pauvres, les faibles, les marginaux de la société, les victimes de l’oppression et de l’injustice.

La spiritualité de la Visitation

la visitacion texto

Le document Serviteurs de l’Espérance de la CERNA (Conférence épiscopale régionale d’Afrique du Nord) du 1er décembre 2014 (célébration de Charles de Foucauld) nous décrit magnifiquement la Mission comme une visitation : « Nous aimons lire dans le récit de la visitation (Lc 1, 39-56) le paradigme de la mission. Loin de toute conquête, la mission est une Visitation. Comme Marie, qui porte Celui qui nous porte, nous sortons rendre visite à nos frères et sœurs pour les aider, et chaque rencontre est comme une effusion de l’Esprit Saint, une Pentecôte. Comme dans l’histoire de la Visitation, l’Esprit est l’architecte de la rencontre, rendant possible l’action de grâce pour les fruits reçus, fruits toujours surprenants.  Marie porte la Grande Espérance. L’Esprit pousse Marie et l’Église à se dépêcher. Avec son travail à l’intérieur des cœurs, il dispose à accueillir et s’ouvre à la fécondité du Ciel. L’histoire de nos Églises est l’histoire de ces rencontres de l’humanité. La grâce « d’aller vers » nous fait éprouver une joie semblable à celle qui a surgi lors de la rencontre entre Élisabeth et Marie. Les trésors que tous deux portent dans leur sein frissonnaient en elles-mêmes... Nos Églises, sur les traces de Marie, vivent l’apostolat de la rencontre. Guidés par l’Esprit, la joie jaillit en nous lorsque nos cœurs s’ouvrent au mystère de l’autre.  Élisabeth a « libéré » le Magnificat de Marie. Bref, comme me le disait Jean-Pierre Flachaire, prieur du monastère Notre-Dame de l’Atlas, « notre travail est de nous convertir de plus en plus en Christ, afin que nous puissions l’emmener aux autres, et que nous soyons de meilleurs chrétiens et qu’ils soient de meilleurs musulmans ».

Conclusion...

Quand Charles de Foucauld est arrivé à Tanger le 20 juin 1883, il n’avait pas la foi, il est venu déguisé en Juif, avait une grande agitation dans son cœur et ne s’est pas rendu compte que Dieu lui tenait la main. Sa rencontre avec le monde musulman l’a profondément impressionné. Il recevra le prix de la Société de Géographie de Paris grâce à son livre « Reconnaissance du Maroc ». Son cœur était tombé amoureux de Dieu et il entrait dans les églises avec une prière étrange : « Mon Dieu, si tu existes, fais-moi te connaître. » Et plus tard, il dira avec une grande conviction : « Dès que j’ai cru qu’il y avait un Dieu, j’ai compris que je ne pouvais rien faire d’autre que vivre pour lui. Ma vocation religieuse date de la même heure que ma foi. Dieu est si grand ! Il y a tellement de différence entre Dieu et tout ce qui ne l’est pas ».

L’itinéraire de Charles de F. marque de nombreux jeunes qui aujourd’hui sortent de leur zone de confort pour faire des expériences en tant que bénévoles. Curieusement, beaucoup de ces jeunes, à la rencontre de la foi simple de peuples lointains, revivent l’expérience de Foucauld.  Je me souviens d’un jeune Espagnol qui, après avoir rencontré le peuple indigène de la Huasteca dans notre paroisse de Sta. Cruz au Mexique, s’est exclamé : « C’est qu’ils vivent Dieu. Ici, tout vous parle de Dieu :  la nature, les gens, les célébrations de la foi. »

Je voudrais me référer au livre de Christian Salenson « Témoins de l’avenir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé ».  Dans ses conclusions, il nous invite à redécouvrir le temps de la mission dans laquelle nous vivons, à une conversion du discours de conversion, à réaliser qu’il existe un nouveau paradigme de mission dans lequel vit l’hospitalité féconde, la fraternité universelle, le dialogue du salut, la prière unie à la mission et l’Eucharistie comme sacrement de la mission de Dieu et en dialogue avec l’Islam.  « Charles de Foucauld était particulièrement innovateur. La célébration et la présence eucharistique n’étaient pas seulement des éléments importants de sa spiritualité. La célébration et l’adoration eucharistique étaient sa mission au milieu des Touaregs... (Sans l’Eucharistie), ce n’était pas la messe qui manquait, mais la mission elle-même n’avait ni sens ni raison d’être : préserver le signe de la présence eucharistique.[2]

Elli Miriam nous a dit que les repas avec les musulmans sont une célébration eucharistique. Nous l’avons vécu en avril dernier, dans la Pâques missionnaire de la Rencontre, avec quelques jeunes Espagnols et nos frères de la confrérie Alawiya de Tétouan, vivant l’Iftar (rupture du jeûne), moment où ils terminent le jeûne quotidien du Ramadan. Nous avons fait l’expérience de la communion et de la prière, de la présence divine, de la présence humaine et d’une grande joie qui donne la paix.

Charles de Foucauld, en suivant vos traces, nous apprenons à vivre la mission dans notre XXIème siècle. Que l’Esprit Saint nous ouvre à son action ; que, comme l’a dit Jean-Pierre Schumacher, « notre tâche est de percevoir l’action de Dieu chez nos frères musulmans » et chez tous les autres frères et sœurs qui ne partagent pas notre foi mais qui sont une occasion pour nous découvrir sur le chemin de Dieu.

Rolando Ruiz Durán sx

 

[1] Fratelli Tutti, 286-287.

[2] Chrétien. Salenson (de), Témoins de l’A-venir Charles de Foucauld, Luis Massigon, Christian de Chergé. Publications Chemins du Dialogue, Marseille, 2021, pp.296.

 

Rolando Ruiz Durán sx
12 Maggio 2022
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