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Perfil del nuevo xaveriano

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Congreso Continental de Formadores en América Latina  Curitiba, Março 6-11 2017  
 PERFIL DEL NUEVO XAVERIANO

“El futuro misionero ha de prepararse con una especial formación espiritual y moral para un empeño tan elevado” (AG 25)

1.- Saludos.

Ante todo quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar, a nombre de la Dirección General, nuestro más cordial agradecimiento a cada uno de ustedes por su participación en este Congreso de los Formadores Xaverianos de América Latina. Agradezco especialmente al P. Rafael López Villaseñor, Superior Regional de Brasil Sur, por su hospitalidad y fraternidad, así como también a todos los demás padres que vienen de las Regiones de México: P. Gerardo Custodio, P. Salvador Perusquía, P. Álvaro Aguado y P. José Luis Castillo; De Brasil Norte: P. Valter Parise y P.Paolo Andreolli; de Brasil Sur: P. Alfiero Ceresoli, P. Augustin Mukamba y P. Thiago Rodrigues; y de Colombia: P. Emilio Baldin. Estos días serán días de intenso trabajo e intercambio que redundarán en benefico de toda la Congregación. En efecto, tratándose de una actividad vital, la formación de las nuevas generaciones de xaverianos proyecta de inmediato nuestra Congregación hacia el futuro. De ahí entonces la importancia de reflexionar no sólo sobre el proceso formativo de los nuevos aspirantes a la vida xaveriana, sino también la necesidad de robustecer la AMyV, por ovvias razones.

2.- El “dinamismo de salida” y la “Iglesia en salida”.

En la Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos ofrece la clave interpretativa de la transformación misionera que está sucediendo ahora en la Iglesia. Esta transformación nos concierne directamente, pues como Congregación misionera tenemos por carisma la evangelización de quienes aún no creen en Cristo. La Iglesia en general y nuestra Congregación en particular son invitadas a formar personas que quieran compartir el gozo del evangelio con aquellos que aún no lo conocen. Este querer compartir el evangelio se debe traducir en cada persona, gracias a un proceso educativo, en una opción de vida, en nuestro caso, una opción por la familia xaveriana.

La clave interpretativa que nos ofrece el Papa Francisco se encuentra en la Evangelii Gaudium n. 20 cuando habla de “una Iglesia en salida”. Dice así el Papa: “En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «salida» que Dios quiere provocar en los creyentes. Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el llamado de Dios: «Ve, yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (cf. Ex 3,17). A Jeremías le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás» (Jr 1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”. Este dinamismo de salida, que hunde sus raíces en la Palabra de Dios, tal como lo muestran las referencias a Abraham, Moisés, Jeremías y los apóstoles, es esencial no sólo para la Iglesia en general, sino también para nuestra Congregación, la cual, en su actividad educativa, debe preparar las nuevas generaciones de misioneros xaverianos inculcándoles dicho dinamismo: “ir hacia....”. El Papa nos ofrece entonces un criterio educativo fundamental para nuestra praxis educativa: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.

a.- Rasgos esenciales del perfil del nuevo xaveriano.

La enseñanza del Papa Francisco arroja una luz que ilumina los rasgos esenciales del perfil del misionero xaveriano, tal como aparece en los escritos de Mons. Conforti, en las Constituciones, en la Ratio Missionis Xaveriana y en la nueva Ratio Formationis Xaveriana. En el n. 67 de la nueva RFX, que habla de las dimensiones constitutivas del carisma xaveriano, se dice lo siguiente: “La fisonomía del Xaveriano, tal como Mons. Conforti la describe, en particular en la Carta Testamento y en las Constituciones, y como resulta de la reflexión sobre su carisma específico, se concretiza en cinco lineas fundamentales o dimensiones constitutivas. Dichas líneas se vuelven constantes y metas de la propuesta educativa para todos aquellos que quieran servir al Reino de Dios en la Familia Xaveriana”. El “dinamismo de salida” del cual habla el Papa Francisco en la EG n. 20 y las “cinco constantes” mencionadas en la RFX se conjugan armónicamente. En efecto, el “dinamismo de salida” reevoca en nuestra mente el hecho de que la vocación a la vida misionera hunde sus raíces en el binomio eminentemente bíblico “llamada-envío”, mientras que las “cinco constantes” ponen en evidencia los rasgos esenciales que definen el perfil del xaveriano. Las cinco constantes constituyen, pues, el núcleo de la propuesta educativa que los Formadores deben presentar a todos los jóvenes que quieran servir al Reino de Dios en la Familia Xaveriana. Estas cinco constantes definen las caracteristicas esenciales de la fisonomía del nuevo Xaveriano y la Congregación, en su actividad educativa realizada mediante el servicio de los Formadores, debe favorecer, usando un término técnico del pensamiento de Paul Ricoeur, la apropiación de dichas constantes.

Mencionamos ahora brevemente las cinco constantes que condensan el núcleo del carisma xaveriano así como aparecen en la RFX: Cristocentrismo (68-70), Finalidad Misionera (71-73), Dimensión Religiosa (74-80), Característica Familiar (81-83) y Rostro Humana del Xaveriano (84-86). Aunque estas constantes son bien conocidas por todos y se encuentran bien desarrolladas en la RFX, quisiera aprovechar esta ocasión para compartir una breve explicación de cada una de ellas. En su servicio como educador, el Formador debe inculcar y cultivar en cada estudiante, hasta alcanzar su apropiación, cada una de estas dimensiones del carisma xaveriano.

Mediante la pregunta de Jesús ¿quién dicen los hombres que soy yo? (Mc 8,27), el Evangelista San Marcos invita a su comunidad cristiana a hacer de Cristo el centro de la vida e introduce en su evangelio el tema del cristocentrismo como tema principal. Como San Marcos, también el Formador debe ayudar al candidato a descubrir la persona de Jesús y hacerla el centro de la propia vida, en sintonía con lo que dice la RFX n. 68: “El formador xaveriano propone a Cristo como modelo único y suficiente”.

b. Finalidad misionera.

Anclada en el mandato misionero de Jesús Resucitado: “vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio” (Mc 16,15), la Finalidad Misionera pone en evidencia el carisma específico de la Congregación: “Por nuestro carisma específico somos enviados a poblaciones y grupos humanos no cristianos, fuera de nuestro ambiente, cultura e iglesia de origen” (Constituciones n. 9). Conforme a esta constante, el Formador debe ayudar al joven candidato a desarrollar aquellas actitudes misioneras necesarias para el anuncio del Evangelio a los no cristianos: espíritu de fe, desapego, salida a misiones, perseverencia ante la adversidad, curiositas ante la novedad del mundo no cristiano, etc. (cfr. RFX n.72; AG 25).

c. Dimensión religiosa.

Echando sus raíces en la invitación de Jesús a la sequela: “el que quiera venir en pos de mi, niegue a  sí mismo, tome su cruz de cada día y me siga” (Mc 8,14), la Dimension Religiosa pone el acento en el seguimiento de Jesús pobre, casto y obediente. Y dado que Jesús es el modelo y el centro de la vida del joven, entonces el Formador ayuda a los jóvenes candidatos a consagrar por el Reino de Dios su capacidad de amar a Dios y a los hermanos (castidad), los dispone a la corresponsabilidad y comunión de bienes (pobreza) y crea en ellos la disponiblidad y la generosidad para responder prontamente a la voluntad de Dios (obediencia). En este sentido son muy elocuentes las palabras de las Constituciones n. 18: “La vida apostólica y la vida religiosa son para nosotros un carisma único e indivisible”.

d. Característica familiar.

Inspirada en la experiencia de Koinonía de la comunidad cristiana de Jerusalén (Hech 2,42-47), la Característica Familiar pone al centro la fraternidad que debe exisitir entre los miembros de la Congregación: “El Señor, por medio del Fundador, nos ha reunido en una familia religiosa, para hacer presente entre los no cristianos a la Iglesia que es comunión y fraternidad nueva en Cristo” (Constituciones n. 35). Mediante su servicio, el Formador hace desarrollar en los jóvenes candidatos un fuerte sentido de pertenencia y de amor intenso por la Familia.

e. Rostro humano.

En sus cartas, San Pablo se dirige muchas veces a las comunidades cristianas para exhortarlas a mejorar y a crecer tanto humanamente como en la vida cristiana y, de este modo, mediante su ejemplo de vida, irradiar la Palabra de Dios (1Tes 1,6-8). Mediante la constante del Rostro Humano del Xaveriano, cada miembro de la Congregación es invitado a crecer y madurar en el transcurso de las etapas de la propia vida para responder siempre mejor a la llamada del Señor. Las Constituciones n. 4 son muy ilustrativas y elocuentes a este respecto: “El Fundador quiso además que, como misioneros, tuviéramos gran apertura de horizontes, capacidad de adaptación sostenida por una humanidad rica y equilibrada y cultura adecuada a las necesidades de nuestra misión”.

4.- Elementos esenciales de la espiritualidad xaveriana.

Este perfil del xaveriano, para que sea un perfil vivo, debe estar animado por una espiritualidad, la cual hunda profundamente sus raíces en la Palabra de Dios. En este sentido, remitiéndose a la experiencia de Mons. Conforti, la nueva RFX pone en evidencia que uno de los elementos esenciales de la espiritualidad xaveriana es la frase de San Pablo tanto amada por el Fundador “caritas Christi urget nos” (el amor de Cristo nos apremia; 2Cor 5,15) y la visión de Cristo crucificado, tal como lo expresa el escritor de la Carta a los Hebreos (Hebr 12,2). El amor de Cristo y la contemplación de él en la cruz constituyen, pues, los cimientos de la espiritualidad misionera que sostiene y anima la vida del xaveriano en el transcurso de su vida. A partir de este fundamento bíblico, Mons. Conforti, en la Carta Testamento, indica consecuentemente tres características concretas de la espiritualidad xaveriana: “La característica que debe ser el distintivo de los miembros presentes y futuros de nuestro instituto, sea siempre el resultado de estos factores: espíritu de fe viva que nos haga ver a Dios, buscar a Dios y amar a Dios en todas las cosas, avivando en nostros el anhelo de propagar por todas partes su Reino; espíritu de obediencia pronta, generosa; espíritu de amor intenso hacia la familia xaveriana” (LT 10).

En sintonía con esta enseñanza del Fundador, en la Evangelii Gaudium, el Papa Francisco invita especialmente a los religiosos a decir “sí al desafío de una espiritualidad misionera” (EG n. 78) para evitar una vida centrada en uno mismo: “Llama la atención que aún quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero!” (EG n. 80). Con estas palabras, el Papa Francisco invita a todos los misioneros a mantener siempre viva la espiritualidad y el entusiasmo misionero y tales palabras valen también para nosotros, Misioneros Xaverianos que trabajamos en América Latina.

5.- Rostro y corazón en la práxis educativa náhuatl.

En su magnífica obra titulada Toltecáyotl, el grande investigador de cultura náhuatl Miguel León-Portilla ha escrito un breve capítulo titulado “El Concepto Náhuatl de la Educación”. En este estudio, León-Portilla afirma que, en la cultura mexicana antigua, la persona humana era concebida como “rostro” (In ixtli) y “corazón” (yollotl). El “rostro” simbolizaba lo que hoy llamaríamos la fisonomía moral, mientras que el “corazón” indicaba el principio dinámico de la persona. Pues bien, la concepción náhuatl de la persona como “rostro y corazón” es un punto clave en la aparición de su concepto de educación. En efecto, como educador, el sabio náhuatl tenía la finalidad de crear en el alumno un “corazón firme como la piedra” y modelar en él un “rostro sabio”. Así lo expresa el siguiente poema:

El hombre maduro;

  • corazón firme como la piedra,
  • corazón resistente como el tronco de un árbol;
  • rostro sabio,
  • dueño de un rostro y un corazón,
  • hábil y comprensivo.

Ser “dueño de un rostro y un corazón”: he aquí el rasgo definitivo que caracteriza a un auténtico hombre maduro. De no poseer un “rostro y un corazón”, tendría entonces que ocultar “su corazón amortajado” y cubrir con una máscara su falta de rostro. Pero hay algo más. En el texto citado no se dice únicamente que el auténtico hombre maduro “es dueño de un rostro y un corazón”, sino que se añade que posee “un rostro sabio” y “un corazón firme como la piedra”. Estos calificativos –poseer un rostro sabio y un corazón firme– están presuponiendo que “el hombre maduro” ha recibido el influjo de la educación mediante la actividad pedagógica del sabio náhuatl. En efecto, la tarea principal del sabio náhuatl en su función de educador, se puede resumir en la palabra “Ixtlamachiliztli”, es decir, la acción de dar sabiduría a los rostros ajenos, tal como se describe su labor educativa en el poema siguiente:

Maestro de la verdad,
no deja de amonestar.
Hace sabios los rostros ajenos,
hace a los otros tomar una cara,
los hace desarrollarla.
Les abre los oídos, los ilumina.
Es maestro de guías,
les da su camino,
de él uno depende.
Pone un espejo delante de los otros,
los hace cuerdos y cuidadosos,
hace que en ellos crezca una cara...
Gracias a él, la gente humaniza su querer,
y recibe una estricta enseñanza.
Hace fuertes los corazones,
conforta a la gente,
ayuda, remedia, a todos atiende.

En la Congregación, cada uno de ustedes desempeña un servicio como Formador en la etapa asignada: en un seminario menor, en el postulantado y noviciado, en la filosofía o en el prefectado, incluso en la Animacion propiamente Vocacional. En cada etapa, la finalidad es siempore la misma: ayudar a los adolescentes y jóvenes a convertirse gradualmente en personas maduras que consagren su vida al anuncio del Evangelio a los no cristianos en la familia xaveriana. La tarea de ustedes como Formadores y Animadores Vocacionales es precisamente la de ayudar a los adolescentes y jóvenes a adquirir un rostro sabio y un corazón firme, así como también y sobre todo inculcar en ellos la apropiación de las cinco constantes que caracterizan el perfil del nuevo xaveriano.

6.- Conclusión.

Quisiera concluir recordando las palabras de Werner Jaeger que León-Portilla cita al inicio de su estudio sobre la educación en el mundo náhuatl: “Tal vez no exista modo mejor de conocer los ideales de una cultura que estudiando el concepto alcanzado de ella acerca de la educación. Buen ejemplo de esto nos ofrece el historiador y filólogo alemán Werner Jaeger, quién para ahondar en los ideales de la cultura griega investigó precisamente la evolución de la paideia, o sea la historia del concepto griego de la educación. Y es que, como escribe el mismo Jaeger, la educación viene a ser en las diversas culturas la “expresión de una voluntad altísima mediante la cual (cada grupo humano) esculpe su destino”.

En el contexto actual de los países donde estamos presentes, sea que se trate de América Latina como de África, Europa o Asia, ¿qué tenemos que hacer para esculpir ya desde ahora el perfil del nuevo xaveriano? En el ámbito específico de América Latina, esta pregunta nos introduce de lleno en el mundo adolescencial y juvenil de nuestros pueblos –Brasil, Colombia y México –, pues es en este mundo en donde encontramos las personas que pueden escuchar y responder con generosidad a la llamada del Señor. Tarea del Animador Vocacional y del Formador es precísamente la de ayudar a los adolescentes y a los jóvenes a descubir este llamado de Dios para invitarlos a dar una respuesta generosa. Por consiguiente, como Animadores Vocacionales y Formadores, cada uno de ustedes tiene, en la Congregación, la responsabilidad de educar las nuevas generaciones de misioneros xaverianos a un empeño tan elevado y tan evangélico como es el anuncio del Evangelio a los no cristianos. En cuanto Animadores y Formadores, ¿cómo hacemos y cómo queremos realizar en los próximos años el servicio de formar misioneros para bien de la Congregación y de la Iglesia?

Peguero Pérez P. Javier, sx

Consejero General

Peguero Javier sx
07 Marzo 2017
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