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Proyecto Comunitario de Vida

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Teologado San Francisco Javier - Ciudad de México
Proyecto Comunitario de Vida

 

INTRODUCCIÓN - 

En comunión con la Región de México, nuestra comunidad del Teologado San Francisco Xavier, quiere caminar y dar pasos firmes en la vivencia de la constante “Consagración Religiosa”, durante este año escolar 2019 – 2020. Los miembros de esta comunidad estamos conscientes que crecer en esta constante nos llevará a valorar aún más profundamente nuestra vocación misionera y a vivir en autenticidad nuestro carisma que pide la unión de estas dos realidades, considerándolas, a juicio de nuestro Santo Fundador como  “lo más digno y lo más sublime que puede desearse, constituyendo la semejanza más perfecta con la obra del Redentor” (RgF65).

Cuando realmente nos hacemos conscientes del don de nuestra vocación, y de todo lo que implica nuestra consagración religiosa, la única respuesta necesaria que se forja en nosotros es el deseo de vivir consecuentemente con todos los dones recibidos. El Dios amigo se convierte en la verdadera y única razón dinamizadora de nuestra existencia y de nuestro modo peculiar de ser y de vivir.

“El Señor no podía ser más bueno con nosotros” (CT 1)

La dimensión religiosa es para nosotros una de las “dimensiones constitutivas y metas” del carisma, uno de los fundamentos de nuestra espiritualidad. “Para vivir y expresar más radicalmente nuestra consagración a la misión, seguimos a Cristo con los votos de castidad, pobreza y obediencia. La vida apostólica y la vida religiosa son para nosotros un carisma único e indivisible” (RFX 74, C 18). Esta realidad la asumimos como un don, como el don mas preciado que nuestro Señor nos da, a través de nuestro fundador, pues nos hace seguidores de Jesucristo, misionero del Padre que, a su vez, nos envía a nosotros. Nos consagramos para dar cumplimiento a su mandato de amor por Dios y la humanidad. Somos pertenencia absoluta de Dios para ser transparencia del Reino ad gentes. Por lo cual pretendemos vivir este año, aún más conscientes y comprometidos del llamado de Dios a una vida sublime centrada en Cristo, sabiendo que llevamos este don en “vasijas de barro”, caminaremos luchando contra toda mediocridad en nuestra vida espiritual, contra todo aburguesamiento progresivo, contra toda mentalidad consumista. Tenemos los recursos e instrumentos esenciales e imprescindibles para llevar adelante esta vida sublime, para vivirla con fidelidad y radicalidad. Nuestra consagración es y será una tarea posible si abiertos a la luz de Cristo, hombre nuevo, “donec formetur Christus in vobis” (Gal 4,19).

Llamados a forjar una personalidad “cristiforme” en cada uno de nosotros

Este nuevo año escolar lo recibimos como un don y como un Kairos al centrarnos en Cristo nuestro modelo de consagración y nuestra fuente de inspiración. Sabemos que “en la vida consagrada no se trata sólo de seguir a Cristo con todo el corazón, amándolo « más que al padre o a la madre, más que al hijo o a la hija » (cf. Mt 10, 37), como se pide a todo discípulo, sino de vivirlo y expresarlo con la adhesión « conformadora » con Cristo de toda la existencia, en una tensión global que anticipa, en la medida posible en el tiempo y según los diversos carismas, la perfección escatológica. En efecto, mediante la profesión de los consejos evangélicos la persona consagrada no sólo hace de Cristo el centro de la propia vida, sino que se preocupa de reproducir en sí mismo, en cuanto es posible, «aquella forma de vida que escogió el Hijo de Dios al venir al mundo» (VC 16b).

Con la ayuda de Dios, de la comunidad y de nuestros formadores, nuestro objetivo este año es crecer en esta vida “Cristiforme”, superando toda actitud y toda intención que nos aleje de este objetivo, toda actitud que nos encierre en nosotros mismos y nos aleje de Cristo. Queremos “repartir de Cristo” para llegar a ser, poco a poco «memoria viviente del modo de existir y de actuar de Jesús como Verbo encarnado ante el Padre y ante los hermanos» (VC 22).

Consagrados para la misión

Nos reconocemos “Consagrados para la misión”, como lo especifica nuestra Ratio Missionis. “Hoy se nos exige una nueva radicalidad ante los desafíos de la misión que nos quieren testigos pobres y desarmados, libres de proyectos personales y en camino de búsqueda comunitaria del proyecto de Dios, libres también de la necesidad de dejar una posteridad distinta de la que nos viene del anuncio de la Palabra” (RMX 14,1).  En este año escolar, pretendemos llevar un estilo de vida que manifiesta nuestra consagración “a Dios….para el reino…hasta el martirio” (Cfr. RMX 15,16,17), por lo cual entendemos que en nuestra manera concreta de seguir a Cristo, “la castidad es amor totalmente libre para entregarse a todos, paternidad espiritual y fraternidad universal; la pobreza es desprendimiento afectivo y efectivo de todas las cosas, elección de los medios débiles como los instrumentos más aptos para la misión y opción evangélica por los pobres; la obediencia es renuncia a nosotros mismos para buscar la voluntad de Dios, realización del proyecto del Padre y docilidad al poder del Espíritu”. (RMX 15)

La docibilitas, como condición personal fundamental

Si nuestra consagración es “gracia”, es preciso tener ante ella una actitud correspondiente, es decir, una disposición pertinente, humilde, aguda, flexible, receptiva, emprendedora, es decir de docibilitas. Estamos conscientes que esta actitud posibilita nuestro caminar hacia Cristo y adquirir su modo de vida, él siempre obediente a la voluntad de su Padre bajo la guía del Espíritu Santo. Queremos recibir el don de nuestra vocación a esta vida “cristiforme” con una plena implicación activa y responsable, asumiendo nuestro “protagonismo” en el proceso formativo, manifestando en el diario caminar esa “disponibilidad a ponerse en discusión y a verificar continuamente la propia respuesta, el deseo de progresar humanamente y espiritualmente para hacerse capas del don recibido, o sea que, en otras palabras, (debe haber) – tener-  una recta intención vocacional” (RFXR 87)

Sabemos que la docibilitas se alcanza a través de un proceso largo y no siempre lineal, conducido – sostenido- iluminado por el descubrimiento progresivo de la acción sorprendente de Dios en nuestras vidas; proceso en el que es fundamental la apertura al aprendizaje y al cambio que nos permite ser personas siempre abiertas a la escucha de Dios y de sus mediaciones, capaces de aprender y de crecer en todo momento y en toda circunstancia de la vida.

“Ahí tienes a tu madre” (Jn 19,27)

Al iniciar este año escolar 2019 – 2020 estas palabras de Jesús dichas al joven apóstol Juan resuenan en nuestro corazón y nos animan en nuestro caminar. Ella nos es dada como modelo de vida consagrada y compañera de camino; nosotros, como Juan, queremos “acogerla en nuestra casa” (Jn 19,27). “María recuerda a los consagrados – a nosotros, por lo tanto- que la gracia de la vocación es un don que no han merecido. Dios es quien los ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10. 19), con un amor gratuito, que debe suscitar su acción de gracias.  María es también el modelo de la acogida de la gracia por parte de la criatura humana. En ella, la gracia misma produjo el «sí» de la voluntad, la adhesión libre, la docilidad consciente del «fiat» que la llevó a una santidad cada vez mayor durante su vida. María no puso obstáculos a ese crecimiento; siempre siguió las inspiraciones de la gracia e hizo suyas las intenciones divinas. Siempre cooperó con Dios. Con su ejemplo, enseña a los consagrados a no desaprovechar ninguna de las gracias recibidas, a responder cada vez con más generosidad a la llamada divina, y a dejarse inspirar, mover y guiar por el Espíritu Santo”. (San Juan Pablo II, audiencia general, miércoles 29 de marzo de 1995). 

Virgen de Guadalupe, modelo de consagración y seguimiento, ejemplo sublime de perfecta consagración, signo tangible de pertenencia plena y de entrega total a Dios, acompáñanos en nuestro caminar. 

Rubén Antonio Macías Sapién sx

Teologado San Francisco Javier - Ciudad de México
09 Dicembre 2019
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