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La alegría del amor en la familia

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“Amoris laetitia”

La alegría del amor en la familia’

‘Amoris laetitia’ es el título de la tan esperada ‘Exhortación Apostólica’ del Papa Francisco, en línea con las conclusiones de los sínodos recientes sobre la ‘familia’. El título, a primera vista, señala como “la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en elmundo” – que ha sido el título de la última Asamblea de los Obispos (2015) – es, antes que todo, fundada sobre el amor de la pareja, abierto a la fecundidad y sustentado por el empeño de la indisolubilidad[1]. Este amor, si quiere responder al misterio fundacional del ‘amor trinitario’, muy bien evidenciado por la Teología nupcial, debe ser vivido en un ‘esfuerzo gozoso’ que sabe a paciencia, misericordia, esperanza y condivisión. En suma, la nueva ‘magna charta’ de la familia, a los 35 años de la ‘Familiaris Consortio’ de S. Juan Pablo II, se presenta ya, en el título, con una mirada sonriente, positiva, alentadora y menos preocupada de aspectos legales o de pecaminosidad.

Las ‘200 páginas, con 325 párrafos’ del documento, en efecto, parecen marcadas por un más intenso vuelo hacia la belleza del amor humano y conyugal que por indicaciones normativas que, desde luego, no pueden faltar. Adecuan así, más sabiamente, la ‘teología’ y la ‘pastoral familiar’ a las exigencias de una realidad que, en las últimas 4 décadas, han conocido profundos cambios culturales, nuevos modelos antropológicos, otros estilos de vida e inéditas exigencias concretas, impuestas por la crisis económica, la globalización, la emergencia ambiental, las inmigraciones multitudinarias, la cultura líquida, los medios de comunicación y mucho más.

Pensar que la Iglesia pueda continuar a dirigirse a las familias ignorando la complejidad del mundo contemporáneo, significa, de plano, ignorar la fuerza propulsiva del Evangelio y desconocer la gran sensibilidad pastoral del Papa Francisco. Pensar que el nuevo documento, firmado por el Papa Francisco el día de S. José, pudiese marcar un corte profundo con los contenidos de los dos recientes Sínodos sobre la familia, significaría olvidar dos aspectos decisivos de la intensa y luminosa estación sinodal, que hemos vivido: la teológica y la pastoral.

Las indicaciones, contenidas en la ‘Amoris Laetitia’, más bien, representan como un tercer gran capítulo, orgánico y conclusivo, añadido a los dos de las asambleas sinodales sobre la familia de 2014 y 2015. El corazón, pues, de la reflexión de la Exhortación, no es dificil atinarlo. También en esta ocasión, toma consistencia la “centralidad del amor de Cristo, pilar de la creación”. La luz de su amor, en la intepretación pontificia, es la que ilumina a todo hombre y toda mujer quienes, por vocación, dan forma al ‘amor familiar’ diseñado y pensado, desde siempre, por Dios. Exactamente, por ser emanación de la alegría, que deriva del amor de Jesús, también el amor conyugal no puede que reflejar lo mismo: alegría y ‘leticia’.

El cumplimiento de aquella Santa Alianza, que Jesús estableció y vive, misticamente, con la Iglesia, encuentra, por cierto, su realización en el ‘sacramento del matrimonio’ indisoluble, pero – como ya apareció en la ‘Relatio’ sinodal- éste no es excluyente de otras formas de amor como, por ejemplo, en las ‘convivencias’ que, aún, no han llegado a su plena realización, o en las que deben ser acompañadas por la ‘via discretionis’ de la verificación y del perdón. La referencia, en este caso, es a los divorciados vueltos a casar. Un itinerario que pide gradualidad, paciencia y amor, sobre todo, cuando se trata de abrazar y rescatar las muchas fragilidades provocadas por el debilitamiento del primer amor. He aquí, porque las ‘palabras claves’, del nuevo texto del Papa Francisco, siguen siendo: “acogida, misericordia, acompañamiento e integración”.

En fin, si queremos resumir en un lema el contenido del documento, permaneciendo cercano a su espíritu, podemos serenamente hablar de: “unidad doctrinal en la pluralidad pastoral”. Un nuevo comportamiento pastoral de fondo, en un espíritu de reconciliación ampliado en el año jubilar, no podrá que ser marcado, desde luego, por el abrazo de la misericordia.

 U. M. MARSICH S.X.

Fuente: ‘Avvenire’, 01/04/2016.

[1] Lo que parece muy claro, en esta Exhortación, es la fidelidad a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia y la voluntad de cambiar el trato pastoral que, desde siempre, ha sido muy poco atento y misericordioso, sobre todo, con los matrimonios y familias ‘heridas’.

Mauro Marsich Humberto sx
05 Aprile 2016
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