Skip to main content

Ver, amar y buscar a Dios en todo - Espiritualidad Cristocéntrica

962/500

Presentación:

En continuidad con el mes anterior abordaremos un tema fundamental en la vida cristiana y sobre todo en el caminar de nuestro Fundador: Ver, Amar y Buscar a Dios en todo. Seguiremos el esquema hasta ahora adoptado.

Texto bíblico:

Ef. 4, 7 – 16.

“Viviremos de esa vida si en toda ocasión tenemos a Cristo ante los ojos de nuestra mente, y si Él nos acompaña por doquier: en la oración, en el altar, en el estudio, en las múltiples ocupaciones del ministerio apostólico, en el contacto frecuente con el prójimo, en los momentos de desaliento, de dolor y de tentación. Y en todo tomaremos de Él inspiración, de modo que nuestras acciones exteriores sean la manifestación de la vida interior de Cristo en nosotros. Esta vida íntima de fe nos protegerá contra los peligros del mismo ministerio, multiplicará nuestras energías y nuestros méritos, purificará cada vez más nuestras intenciones y nos procurará goces y consuelos inefables que nos harán suave el peso del apostolado”.  (CT 7)

Puntos de meditación:

Teniendo en consideración el tema anterior, vivir de fe, recordemos que creer es amar intensamente a nuestros semejantes abriéndonos al “Resplandor de la primera luz que es Dios”.  Esta manera de vivir la fe nos lleva a reconocer la gratuidad de la misma; Es decir, la fe es un don que Dios concede. Es preciso recordar que el don indica algo que se recibe tal cual y sin más, es un regalo, como signo de alguien que nos ama y nos quiere a través de un objeto concreto o con un gesto de cariño profundo.

En ese sentido la fe es un don que Dios da a quienes creen no porque el creyente lo merezca sino porque ha sido capaz de descubrir y recibir ese don tal cual, un regalo de Dios recibido inmerecidamente: “La fe, mis hermanos, no es una ciencia que se obtiene a fuerzas de estudio, de cálculos, de ingenio como las matemáticas y la astronomía, sino que es un regalo gratuito que el Señor concede a los humildes”. (1910, 15 de agosto, Parma – Catedral, Homilía para la fiesta de la Asunción “La fe”: FCT 18, 183-184 en Antología, p. 280).

Sin embargo, el esfuerzo humano consiste en acoger ese don gratuito de Dios. Dios nos ofrece diversas pequeñas luces a todos para recibir un don que no sólo es de unos pocos privilegiados sino para todos. En esa multiplicidad de manifestaciones vamos descubriendo y contemplando su presencia:

"De hecho, el universo entero, desde la hierba al cedro del Líbano, desde el granito de arena hasta los mundos innumerables del inmenso espacio, desde el pequeño gusano hasta los grandes cetáceos que surcan el océano, nos habla elocuentemente de Dios. Entonces, de la contemplación del universo deberíamos llegar al conocimiento del Creador, y, asimismo, en todas las criaturas deberíamos encontrar razones para amar al Señor, bueno y generoso para con todos, encontrando, al mismo tiempo, los medios para acercarnos más a Dios. Debemos ver a Dios, amar a Dios y buscar a Dios en todo, porque en ello está la perfección y la felicidad. Que este sea el programa de nuestra vida”.  

Este ver, buscar y amar a Dios se vuelve principio guía de lo que somos, como somos y lo que hacemos. Es decir, la fe regalo gratuito de Dios llega a ser el centro de toda nuestra vida. Como decía San Guido María Conforti:

“Nadie es más fuerte y firme que aquel que está dominado por un solo pensamiento, al cual hace converger el resto de sus pensamientos. Los santos estuvieron impulsados por un concepto “sintético” de la fe, desde el cual contemplaron toda la perfección cristiana, como desde las cumbres de una montaña se contemplan y se gozan amplios horizontes. Una mirada a su vida y nos convenceremos de que este es el secreto para progresar en las virtudes, dando unidad así a toda la existencia.

Dios es nuestro primer principio y nuestro fin último. Por ello hacia Él debe tender todo nuestro ser. Nuestra inteligencia está hecha para conocer; nuestro corazón, para amar, nuestra voluntad, para obrar y, por tanto, para conocer a Dios, amar a Dios y servir a Dios, que es el fin por el cual existimos. Por consiguiente, quien quiera caminar hacia la perfección cristiana y formular un propósito que abarque los demás que se pudieran hacer, no tendría más que decidirse a querer VER A DIOS, AMAR A DIOS Y BUSCAR A DIOS EN TODOS Y EN TODO. San Guido María Confortí afirma que este es el principio fundamental de nuestra vocación misionera. De hecho, es por este ver, amar y buscar a Dios que “avivamos en nosotros el anhelo de propagar por todas partes su reino”. Compartir lo que hemos recibido.

Preguntas:

¿Logras descubrir a Cristo en: la Persona Humana; en la Historia; en la Palabra; en los Pobres; en Los que no lo conocen; en la Eucaristía…?

Oración:

“La fe se fortalece dándola”

Padre Nuestro…

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio ahora y siempre
Por los siglos de los siglos

Amén.

Que sea por todos conocido y amado
- Nuestro Señor Jesucristo.

Misioneros Xaverianos México
04 Ottobre 2020
962 visualizzazioni
Disponibile in
Tag

Link &
Download

Area riservata alla Famiglia Saveriana.
Accedi qui con il tuo nome utente e password per visualizzare e scaricare i file riservati.