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Nuestra presencia en Marruecos y el sueño de Guido M. Conforti

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La presencia javeriana en Marruecos comenzó a finales del año 2020 con la llegada sucesiva de los tres primeros misioneros: Rolando Ruiz Durán llegó el 2 de octubre proveniente de Madrid, España, en donde misionó alrededor de diez años, anteriormente había trabajado en la Región Camerún-Chad. Juan Antonio Flores Osuna llegó a Casablanca el 3 de octubre procedente de la Región de México en donde los últimos seis años, había prestado su servicio misionero como Superior Regional y habiendo trabajado también en la misión de Bangladesh. Y Saleh Moll François llegó el 28 de noviembre proviniente de Chad, su país natal, en donde fue ordenado sacerdote el 14 del mismo mes.

Hay que resaltar que la presencia javeriana en Marruecos, la podemos considerar como una bendición de Dios, una realización del sueño de nuestro fundador y una comprensión creativa de nuestro carisma promovido por el XVII Capítulo General (2017). Su realización durante el año jubilar (a 100 años de la aprobación de las primeras Constituciones) es una maravilla de Dios. 

Recordando que nuestra Familia misionera tiene como finalidad principal “la santificación de sus miembros por medio de la profesión de tres votos (…) y como fin particular la predicación del Evangelio en la tierra de infieles, en cumplimiento del mandato de Cristo a los Apóstoles (Mc 16, 15)” (Constituciones de 1921, n.1). La vivencia de los votos y la predicación del Evangelio forman un núcleo existencial e identitario en la vida javeriana. Después de 100 años de la Carta Testamento, nuestra exclamación es: “porque Tú has formado mi cuerpo, me has tejido en el vientre de mi madre; te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios tus obras” (Sal 139, 13-14).  

¡Qué dicha y qué providencia la apertura de nuestra presencia en Marruecos en esto año jubilar y, además, en un tiempo crítico (la pandemia del Coronavirus)!

Es obra y maravilla de Dios

Dios ha bendecido a la familia javeriana a lo largo de su historia. En efecto, las Primeras Constituciones fueron aprobadas en momentos de crisis: confrontación del Fundador con sus misioneros, respuestas desalentadoras del Vaticano, pobreza social, escasez de vocaciones, el servicio militar limitaba que el “boom vocacional misionero”. Frente a este conjunto de olas, Conforti supo percibir la voz del Señor que decía: “soy Yo, no tengáis miedo”. Su ardor y determinación espiritual prevalecieron y su inquietud misionera resultó un acto heroico. Obviamente fue obra de Dios, prodigio divino, pues el Espíritu Santo lo guiaba, orientaba e iluminaba y él se dejaba también modelar, supo “ver a Dios, amar a Dios y buscar a Dios en todo”. 

Tal vez algunos se podrían preguntar: “¿Por qué abrir una presencia en Marruecos, país totalmente musulmán, si hemos sido golpeados duramente por la pandemia, tenemos pocas vocaciones, en algunos países de misión el número de misioneros va disminuyendo, y peor aún, abrir una misión en un país que no producirá vocaciones javerianas nativas?”.  Pero Dios a través de san Pablo nos respondería: “mi gracia te bastapues mi fuerza se realiza en la debilidad” (2Co 19,9).  Nuestro carisma es una inspiración divina, es acción del Espíritu Santo, no podemos restringir al Espíritu en nuestra racionalidad. 

Cuando nos donamos cada vez más al servicio de la misión, Dios nos premia, aunque la comodidad y la ceguera espiritual nos tientan. La generosidad de la Congregación (que envía misioneros, aunque hay falta de personal) es prueba de que el servicio y la caridad misionera no tiene cálculo matemático ni estadístico, es simplemente una donación radical. Nuestra presencia es una gracia de Dios, pues es signo de la determinación javeriana en la vivencia de su identidad. Ni las tribulaciones, ni los peligros, nada, “podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rm 8, 39).

Es signo de la escucha de la voz de Dios en el corazón de la Congregación, lo cual nos hace portadores de la Alegría del Evangelio en medio de las distintas situaciones. Nuestra apertura en Marruecos es signo de la dilatación de un corazón tal vez monó-logo que se hace diá-logo. 

Basados en la interpretación de san Agustín sobre la Trinidad, la presencia javeriana en Marruecos sería el desborde del amor evangélico intracongregacional que inunda y va más allá del territorio cristiano y/o pagano. Dios nos ha llenado de su comprensión de la vida y de la misión trans-fronterizastrans-religiosastrans-culturales. Tal vez nos faltaría la dimensión trans-creatural (la ecología). 

Providencialmente, en este año, se ha publicado la encíclica “Fratelli tutti” (Todos somos hermanos, el musulmán es también hijo de Abraham); La carta “Patris corde” que confía el mundo a la intercesión de san José y que durante este año nos permite imitar algunas virtudes de este Santo que ahondan en esta dimensión misionera como son: la capacidad de escuchar al Espíritu Santo, abrir la mentalidad y vivir la paternidad espiritual que nos enriquece también. 

Es realización del sueño del Fundador

Marruecos es un país musulmán, y el destino inicial del Instituto fue China (el ad gentes de aquel entonces). No sé si san Guido María Conforti, tuviera la intención de que los xaverianos anunciaran el Evangelio en un ambiente musulmán, pero me atrevo a decir que la presencia en Marruecos es una realización implícita del sueño confortiano.

Por un lado, se justificaría de manera apresurada con sus escritos en los cuales nos recomienda la adaptación a la cultura, el conocimiento de la vivencia social, religiosa e histórica de los países de misión. Y nuestras Constituciones lo enfatizan más diciendo: “Nos comprometemos a comprender y aceptar a nuestros hermanos no cristianos con sus valores y su religión. Con un fraternal y cualificado diálogo de vida y de fe, tratamos de promover los valores comunes del Reino. El ejercicio de este diálogo exige por nuestra parte conocimiento y respeto de las culturas de los pueblos en los que trabajamos, para acoger su herencia espiritual y encarnar en ellas, con sano discernimiento, el mensaje cristiano” (C.13).

El ad extra de nuestra javerianidad no nos encierra en el “fuera” del país, de la cultura y familia, nos abre a la dimensión interreligiosa.  Siendo Marruecos un país 100% musulmán, sus Constituciones estipulan que “L'Islam est la religion de l'État, qui garantit à tous le libre exercice des cultes”, es decir, el islam es la religión del Estado, que garantiza a todos el libre ejercicio de cultos (Art.3 Constituciones del Reino de Marruecos de 2011). 

Nuestra apertura en Marruecos se entiende como realización del proyecto intuido por el sexenio de la Dirección General (2013-2019) que se quedó en camino debido a la muerte del Superior General. En efecto, la Carta de la DG que plantea su programación a la luz del XVI Capítulo General dedica un apartado al Diálogo intercultural e interreligioso. Podemos citar un párrafo sobre el tema: “El “diálogo” es un método constitutivo de la misión hoy. Nuestra Familia debe dotarse de instrumentos adecuados para dialogar con las culturas, con las religiones y con el actual desarrollo de los acontecimientos. Hay que reconocer que, en este aspecto, no estamos a la altura de las exigencias de la misión, estamos muy retrasados”.  

Podemos afirmar que cada Capítulo General tiene la obligación y la misión de ayudar a la Congregación a vivir el carisma interpretando su factibilidad y abriendo horizontes conforme al contexto socio-cultural y religioso de cada época. Nuestra Congregación siente el reto de abrirse al mundo musulmán, no para convertirlo al cristianismo, sino, con la pretensión de vivir el Reinado de Dios allí, sembrar gérmenes del Reino, realizar el sueño de hacer del mundo una sola familia en el Dios Misericordioso y Abba de todos. 

Pienso que el XVII Capítulo General, en sintonía con el anterior Capítulo y con un espíritu carismático confortiano, declara: “Tánger-Marruecos: la propuesta es vista favorablemente por este Capítulo, en cuanto que está orientada a una presencia de primer anuncio en un contexto musulmán. Confía el discernimiento a la Delegación de España que involucrará a su vez, a las Regiones del Reino Unido e Italia, para que sea una respuesta coral y fruto de un oportuno reposicionamiento de las Circunscripciones de Europa. El discernimiento se hará en diálogo con la Dirección General” (Documentos capitulares, n.96,4). 

Nuestra presencia en Marruecos es una vivencia practica que ahonda en la teología del encuentro, de la apertura, del diálogo, del puente entre lo cristiano y lo musulmán, de la valoración del otro, en un contexto puramente musulmán. En este sentido, “el encuentro con el islam es una oportunidad para descubrir el otro lado del rostro de Dios que no solamente acepta las diferencias, sino que aún se regocija en la diversidad[1]

Es providencial esta apertura durante el Año Jubilar de la Congregación: signo de que es acción del Espíritu Santo. Me imagino la alegría de Conforti en el cielo junto con Francisco Javier y todo el coro celestial. Eso demuestra la vivacidad de la Congregación y el ánimo misionero. Es prueba de la fidelidad de la Congregación a la Regla confortiana, expresión de la creatividad y misionariedad del Instituto.  En esto, la familia javeriana se hace cada vez más significativa, instrumento del amor de Dios que estamos celebrando como familia en este santo año, somos testigos, misioneros en salida, “callejeros de la esperanza”. No celebramos el año jubilar solamente con los cristianos de nuestros países de misión, sino festejamos realizando el ideal que celebramos. 

Además, si la Dirección General hubiese postergado la apertura del Año Jubilar debido a la situación que padece el mundo, esto no sería un motivo para que en este tiempo la pandemia o la comodidad nos separara del ideal confortiano. 

Una prueba de ello es que hemos sido misioneros de la solidaridad frente a la pandemia. La muerte de dos hermanas en el obispado las cuales convivían con y manifestaban la hospitalidad a los javerianos recién llegados, el contagio de casi todas las capellanías de Tánger (Comunidades religiosas en torno a la Catedral de Tánger). Los javerianos dieron testimonio con la caridad (atención a las distintas necesidades de los contagiados): ahí aprendimos a romper el miedo escondido detrás de la prudencia para reflejar el rostro tierno de Dios.  Por otro lado, el reto de aprender la lengua es también una misión vivida con caridad y plena conciencia. El estudio en el Instituto ecuménico Al mowafaqa de Rabat es signo de un anhelo de vivir con el hermano musulmán conociéndolo para amarlo sin prejuicios. 

A modo de conclusión, aquí en Marruecos, “los musulmanes no son nuestros enemigos ni nuestros adversarios ni la competencia. Son nuestros hermanos y hermanas y nosotros queremos salir a su encuentro, para establecer un diálogo que comienza por la amistad y la convivencia, continua por el trabajo conjunto al servicio de las grandes causas de la humanidad y culmina en el compartir la fe y la oración si se puede[2].


[1] Orden DE HERMANOS MENORES, El diálogo de los creyentes. Siguiendo las huellas de San Francisco, Curia General OFM, Roma, 2006, 6, citado por Simeón CZESLAW STARCHERA, OFM, Franciscanos y Sultanes en Marruecos, Granada 2013, p.9. 

[2] 210109 REVISTA TRINITARIA, +Cristóbal cardenal López, sdb, arzobispo de Rabat, Administrador Apostólico de TángerLA IGLESIA QUE ESTÁ EN MARRUECOS, Rabat, 9 de enero de 2021, n.5.

François Saleh Moll sx
17 Marzo 2021
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