La vocación cuando viene de Dios nada ni nadie la puede impedir. El mundo aún vive en las penumbras de la pandemia del covid-19, sin embargo, Dios sigue suscitando misioneros para su viña a pesar de los tiempos difíciles que vivimos. Esto es un signo del amor de Dios a su pueblo, una esperanza para la Iglesia de Cristo.
Son tres los jóvenes que se han comprometido con Dios, con su pueblo y con la misión. Vienen de diferentes lugares de nuestro país. Llegaron al Noviciado de Salamanca, Gto., hace dos años y gracias a la formación que recibieron de parte de los padres encargados de ayudarlos a discernir su vocación, hoy ellos han hecho sus primeros votos religiosos en la familia misionera de san Guido María Conforti.
Juan Carlos Granados Centeno nació el 18 de marzo de 1993 en la ciudad de Celaya, Gto. Hijo de Francisco Javier Granados Patiño y de Alejandra Centeno Pantoja, es el octavo de nueve hijos. Su sueño misionero es trabajar en algún país de África.
José Alejandro Gómez Serrano nació el 3 de octubre del 2000 en San Juan del Río, Qro. Sus padres son José Alejandro Gómez Nieto y Erika Serrano Padrón; es el primero de tres hijos. En 2016 ingresó al seminario Xaveriano de San Juan del Río para estudiar la preparatoria y de ahí pasó a Salamanca. Sueña con trabajar en algún país de Sudamérica.
Adán Flores Hernández nació el 17 de enero de 1991 en la ciudad de Tuxpam, Ver. Es hijo de Guillermo Flores Anzures y Gudelia Hernández Antonio; es el octavo de nueve hijos y también a él le gustaría trabajar en el continente africano.
Los tres están poniendo todo de su parte, nos toca a cada uno de nosotros acompañarlos con nuestra oración para que Dios les conceda perseverar en su vocación misionera. Por ahora los felicitamos por su entrega generosa a Dios y les deseamos lo mejor en el camino de formación que continuará con los estudios de filosofía en Guadalajara, Jal.
Sigamos pidiendo al Dueño de la mies que siga enviando obreros a su mies.
