Skip to main content

LA RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA

6608/500

“LA RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA”

Acerca de los ‘paradigmas ecológico y tecnocrático’

En el capítulo tercero de la carta Encíclica ‘Laudato sii’, ‘alabado seas’ (LS), el Papa Francisco se detiene a reflexionar acerca de las verdaderas causas de la crisis ecológica mundial, de la degradación ambiental y cultural, que son, obviamente, ‘humanas’ y que sintetizamos en tres: la generalización del paradigma tecnocrático, la absolutización y exaltación de la tecnología sin límites éticos y la comprensión del hombre desde un relativismo práctico absoluto e inaceptable. Lo que sucede es que, hoy, el hombre se auto-comprende como el centro de la naturaleza y por encima de la realidad. El ‘antropocentrismo moderno’, en efecto, otorga al hombre un poder absoluto sobre la naturaleza, con la exclusión de límites éticos. Sin embargo, esta ansia de poder ilimitado, propio de la ‘lógica de la técnica’, o sea, de la ‘tecnocracia’, puede llegar a amenazar su destrucción. “Un antropocentrismo desviado – nos lo precisa el Papa Francisco – da lugar a un estilo de vida desviado” y el desastre ecológico es su lógico resultado. A este punto, es oportuno distinguir entre dos culturas: la ‘tecnocrática’ y la ‘ecológica’.  

Cultura tecnocrática. La globalización de la ‘lógica de la técnica’, o sea, de la cultura tecnocrática, da, por cierto, fuertes poderes al hombre; como ubicándolo fuera del mundo para poderlo, así, dominar a su antojo y en función de sus conveniencias egoístas. Dominar el mundo, exactamente, con el poder de la técnica. Bien sabemos que para una técnica sin conciencia cualquier cosa es lícita. Se trata de un absurdo ‘relativismo práctico’, cuyos efectos destructivos están a la vista y generan una inmensa angustia. Papa Francisco, en la misma encíclica, en propósito, escribe: “La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada” (n. 102). Luego, confiesa también su preocupación: “Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio DNA y otras capacidades, que hemos adquirido, nos dan un tremendo poder” (n. 104). Muy realísticamente, además, el Papa sigue reconociendo la posibilidad de que el hombre utilice mal su poder cuando no está “sometido a norma alguna reguladora de la libertad, sino únicamente a los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad” (n. 105)[1]. Actualmente, la posibilidad de la intervención humana sobre la vida en general, vegetal y animal, y sobre la humana en especial, se ha dilatado notablemente. La rectitud moral de las intervenciones humanas, en el campo de la biotecnología, por cierto, dependerá de las finalidades que se quieran realizar, evitando crueldad y alteraciones innecesarias. Deberán ser sólo terapéuticas y racionales[2]. Cuando la técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítima cualquier práctica. Finalizando, reconocemos que el reflejo mas vistoso del paradigma ‘tecno-económico’ es el consumismo obsesivo y generador de residuos contaminantes y basura tóxica.

Cultura ecológica. La cultura ecológica, por lo contrario, es una visión nueva de la realidad. Se trata, por cierto, de una verdadera ‘revolución cultural’, que el hombre necesita para la sobrevivencia. En el pensamiento del Papa Francisco, la cultura ecológica debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático (n. 111).

El hombre, con la riqueza de sus facultades y la dignidad de su identidad, no puede renunciar a ser sí mismo, es decir, a obedecer a su conciencia y a las normas morales inherentes a su esencia humana. Por esta razón, debe entender que no sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria, sino que él mismo ha sido un don de Dios. Por tanto, debe respetar también la estructura natural y moral de la cual ha sido dotado”[3]. En esta línea, el hombre debe interpretarse sí como ‘señor’ del universo, pero nunca ‘dueño’. Más bien, como administrador responsable, sin suplantar a Dios[4]. La creación no ha sido ultimada aún y, para ello, el hombre está llamado a colaborar con Dios. Se trata, desde luego, de un trabajo que permite al hombre sacar, de la naturaleza, todas las potencialidades que el Creador ha depositado en ella. De ninguna manera, destruyendo o aniquilando los recursos de la creación. La crisis ecológica, por cierto, se convierte en una manifestación de incumplimiento humano y de irresponsabilidad ética. En fin, en pesadilla perversa.

La ‘cultura ecológica’ terapéutica y saludable, a su vez, debe abarcar toda la realidad y su vocación ‘holística’ debe incluir todas las dimensiones: humana, ambiental, económica y social. En efecto, cuando hablamos de ‘medio ambiente’ indicamos, particularmente, la relación que existe entre la naturaleza y la sociedad, que la habita. Todos, por tanto, estamos incluidos en ella y somos parte de ella. Cuando se reconoce una crisis, esta es inevitablemente social y ambiental (n. 139). Dentro del concepto de ‘ecología humana’, tampoco hay que subestimar la dimensión ‘cultural’. En efecto, la realización y felicidad de la persona, de facto, debe ser incluyente de todas sus dimensiones, también de la ‘cultural’: “La desaparición de una cultura -nos dice, oportunamente, el Papa – puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo hegemónico de vida ligado a un modo de producción -sigue clarificando el Papa- puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas” (n. 145).

Líneas de acción del paradigma ecológico.

El capítulo V de la Encíclica ecológica ‘LS’ finaliza trazándonos algunas líneas de acción para salvar la ‘casa común’, en oposición, desde luego, al paradigma tecnocrático. En síntesis, el Papa aconseja:

  1. Favorecer el dialogo sobre el medio ambiente a nivel de ‘política internacional’. La razón es que desde mediados del siglo pasado se ha ido afirmando la tendencia a concebir el planeta como patria de todos y la humanidad como pueblo que habita una casa común. La interdependencia, desde luego, entre las naciones, nos obliga a pensar en ‘un solo mundo y en un proyecto común’ (n. 164).
  2. Cuidar el dialogo hacia nuevas políticas nacionales y locales. Las cuestiones relacionadas con el ambiente y con el desarrollo económico ya no se pueden plantear sólo desde las diferencias entre los países, sino que requieren prestar atención a las políticas nacionales y locales.
  3. Priorizar el dialogo y la trasparencia en los procesos decisionales en contra, desde luego, de la corrupción, siempre en acecho. La previsión del impacto ambiental de los proyectos, por tanto, según el Papa, “requiere procesos políticos transparentes y sujetos al dialogo” (n. 182).
  4. Poner en dialogo la política con la economía. A través de este dialogo, por cierto, se creerán condiciones favorables para la ‘plenitud humana’. En concreto: “la política -afirma el Papa- no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma ‘eficientista’ de la tecnocracia”. “Hoy -continúa su Santidad – pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en dialogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana” (n. 189). A final de cuenta, un desarrollo tecnológico y económico -concluye el Papa- “que no deja un mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede considerarse progreso” (n. 194)[5].
  5. Para una mejor comprensión del sentido de la vida común se considera oportuno, también, el dialogo entre todas las religiones y entre religiones y ciencias. En efecto, los principios éticos, que la razón es capaz de percibir, pueden reaparecer siempre bajo distintos ropajes y expresados con lenguajes diversos, también religiosos (n. 199). Así es como surgiría el tan deseado ‘ecumenismo ecológico’ (n. 201).
  6. Apostar, finalmente, por otro estilo de vida. Los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse. Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social. La ‘carta de la tierra’, en efecto, invitaba a todos a dejar atrás la etapa de autodestrucción y a comenzar de nuevo. En fin, la educación para la ‘alianza entre la humanidad y el ambiente’ sí es viable y posible (n. 209).

Conclusión

Mirando a S. Francisco de Asís, a su amor hacia todas las creaturas de Dios, los humanos podemos convertirnos, cada día más, al cuidado de la creación y al crecimiento inter-humanos. Con un tantito de ‘espiritualidad ecológica’, el mundo entero puede sanar y la humanidad disfrutarlo en armonía, justicia y paz. Sin olvidar, además, que “al final nos encontraremos cara a cara con la infinita belleza de Dios y podremos leer, con feliz admiración, el misterio del universo, que participará con nosotros de la plenitud sin fin” (n. 243).

Las citas del texto, obviamente, se refieren a la Encíclica ecológica del Papa Francisco ‘LAUDATO SII’.

P. MARSICH S. X.

 

[1] “No puede pensarse que sea posible sostener otro paradigma cultural y servirse de la técnica, como de un mero instrumento, porque hoy el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos y más difícil todavía es utilizarlos sin ser dominado por su lógica” (n. 108).

[2] La moralidad de las intervenciones del hombre en el campo de la vida depende, en concreto, de la finalidad terapéutica y de su racionalidad.

[3] S. Juan Pablo II, Carta encíclica ‘Centesimus Annus’, n. 38.

[4] Cf. La hipótesis de YUVAL HARARI en ‘Homo Deus’ es absurda, pero real.

[5] “Mientras unos se desesperan sólo por el rédito económico y otros se obsesionan solo por conservar o acrecentar el poder, lo que tenemos son guerras o acuerdos espurios donde lo que menos interesa a las dos partes es preservar el ambiente y cuidar a los más débiles” (n. 198).

Humberto Mauro Marsich sx
17 Aprile 2018
6608 visualizzazioni
Disponibile in
Tag

Link &
Download

Area riservata alla Famiglia Saveriana.
Accedi qui con il tuo nome utente e password per visualizzare e scaricare i file riservati.