La vida religiosa xaveriana nace de la llamada de Cristo misionero del Padre que ha dado su vida por la humanidad entera. De esta manera los Xaverianos, habiendo experimentado, su amor nos sen-timos llamados a consagrar toda nuestra vida para la evangeliza-ción de los no cristianos.
Los Xaverianos, fieles a nuestro fundador, vemos que el don su-premo de esta consagración a Dios para el reino en el martirio, es expresión del don total y gracia de parte de Dios, testimo-nio máximo que nos es dado para unirnos más a Cristo.
Consagración a Dios para el Reino y hasta el martirio
Hay tres notas que son importantes para nuestro fundador y que han sido recogi-das en los lineamientos de la Misión Xa-veriana, nuestra consagración es a Dios, para el Reino y hasta el martirio.
- a Dios: La consagración, según Con-forti, nace de la contemplación de Cristo crucificado y del amor que manifiesta y suscita: “así se ama”.
- para el Reino: De la consagración religiosa, testimonio de la utopía del Reino y del ya pero todavía no de sus valores, nuestro carisma evidencia en particular la valencia misionera.
- hasta el martirio: recordemos con ad-miración y reconocimiento la vida ejem-plar de numerosos hermanos nuestros y, en particular, vemos en nuestros mártires la más clara realización de la íntima unión entre misión y consagración, entre santidad y testimonio de vida misionera.